lunes, 11 de julio de 2016

Literatura / Homenaje a mi papá

GUARDO DE MI PAPA UNA RADIO PORTATIL
N.F.
19-6-16
Guardo de mi papá una radio portátil, un abono de tren con forma de carnet, unas hojas secas de eucaliptos, el tabique de mi nariz ladeado -como el suyo-, y una lezna que a él le servía como elemento de trabajo y a mÍ me sirvió como inspiración del nombre-homenaje de mi blog que, reconozco, tengo algo olvidado.

Recuerdo de manera muy vívida los sábados a la mañana –que no iba al colegio- despertarme con el sonido seco del martillo de mi papá arreglando las mediasuelas de los clientes que lo llamaban “Don Fratarelli”, era golpecitos de a cuatro, tac-tac-tac-tac, punto y coma tac-tac-tac-tac. Punto. Y así otra vez. Y otra. Tengo presente el ritmo de ese martillo que, sincopado, parecía seguir desde su mesa de trabajo el compás de las canzonetas que mi mamá cantaba (y aún lo sigue haciendo -ella siempre canta-) mientras preparaba el mate dulce de los inmigrantes.

Recuerdo a mi papá trabajando mientras yo estudiaba. Lo recuerdo dándome el título en mano. Lo recuerdo diciéndole a los clientes de su zapatería que lo llamaban “Don Fratarelli”, -“Sabe, mi pibe se recibió”. Recuerdo muchas cosas de mi papá. Me quedo con las mejores. Me quedo con lo que mejor pudo hacer. Porque hizo lo que pudo (como todo el mundo que hace -hizo, hacemos- lo que puede).
Entre algunas cosas que hizo: esquivó varias bombas que caían en su pueblo natal durante la guerra, caminó sin destino junto a sus hermana comiendo naranjas y salió de su paese. Entre otras cosas, regresó a su pueblo y vio su casa hecha trizas. El sonido que habría de recordar (quiero pensar, porque nunca lo hablamos) es el tac-tac-tac-tac en la guerra.
Un día subió a un barco que lo trajo a América, a esta parte de América junto a tantos, era uno más, todavía no era el zapatero Don Fratarelli que después fue.
Así se crió él. Así se educó. Así se instruyó. Así me crió, así crecí a su lado. Hace seis años se fue de este mundo. Hace seis años recogí unas hojas de eucaliptos, y las guardo conmigo junto a su radio portátil, su abono de tren con forma de carnet, el tabique de mi nariz ladeado como el suyo, y su lezna.
Para él hoy en su día una flor, un recuerdo y estas palabras.
19-6-16

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