lunes, 11 de diciembre de 2017

TEXTO RABIOSO 9 - DICIEMBRE 2017

DOS AÑOS, 19 DIAS Y 500 NOCHES

Van dos años de calvario.
Dos años, diecinueve días y quinientas noches (parafraseando a Sabina que alguna vez elogió a Macri…).
Todavía falta para que termine este desastre.
Porque a más a la corta que a la larga este desastre terminará.

Y en poco tiempo estos días serán historia.
Y en poco tiempo estos días formarán parte de uno de los tantos capítulos negros que padecimos los argentinos.
Y en poco tiempo se dirá que fueron  los peores días,  días que el neoliberalismo más reaccionario hacía y deshacía a su gusto.

Y pronto, más temprano  que tarde, la historia hablará de que en  “aquel tiempo” (que es hoy y ahora) hubo una derecha  que fue elegida con el “voto del soberano”,  y  agregará ,  que no hizo falta un golpe de estado a la vieja usanza para que se hayan llevado a cabo las políticas económicas y sociales antipopulares porque montones (¡montones!) de personas  votaron a un millonario para que  gobierne a favor de otros millonarios.

Más temprano que tarde, más temprano que tarde, este presente será pasado, y la historia hablará de estos días como la Argentina liberal que en apenas dos años días dejó una tanda increíble de desempleados y desamparados por todos lados, hablará  de un presidente gris, soso, desabrido, insípido;  de un presidente que no sabía conceptualizar  una idea, que apenas se remitía a leer  discursos insulsos; hablará la historia más temprano que tarde, hablará la historia, de un gobierno superficial y marquetinero, con funcionarios  que ante la aparición de las cámaras  de TV amigas saludaban  cuanto menos al vacío, y cuanto más a legiones de  gendarmes guardianes de calles valladas. Hablará la historia de un gobierno que mandaba a reprimir a las protestas mientras lo cubrían los medios de comunicación monopólicos y las grandes corporaciones. Porque hablará la historia.

 Y no falta mucho para que la historia hable así de este presente cabeza-gacha.  Esto dirá la historia de este presente-desazón, de este presente insoportable, de este presente de la tristeza colectiva, de este presente fiesta-de-pocos  donde poquísimos ríen, aplauden y se auto complacen de ser quienes son.

De esto hablará la historia.  Pero también dirá la historia que hubo gente en la calle oponiéndose a las agresiones. Y que esa gente era gente de verdad y no una entelequia dicha por “la gente”.


Mientras todo esto ocurra, sobrellevaremos a este presente de vergüenza como podamos, resistiéndolo hasta que la lluvia escampe, y resistiéndolo hasta que éste presente se haga historia. 

domingo, 1 de octubre de 2017

Literatura | Premio Relato | Domingo, canto y rezo

Tercer premio  Relatos de Inmigrantes italianos 2017 | Sociedad Italiana de San Pedro
Domingo, canto y rezo
                                                       Para Pina siempre.

Escucho una radio, encima una voz.  Me acerco a la cocina. Ella canta. Me arrimo a la puerta que se cierra al resto de la casa para no molestar.  La oigo. Disfruto de ese susurro.
“Che bella cosa na giornata'e'sole, N'aria serena doppo na tempesta…”
Todo está en orden. Si ella canta todo está en orden.
Recién me levanto. Me arreglo un poco el pelo. Me asomo, la miro. Entro.  Me saluda sonriente. Enseguida se pone en marcha y me atiende como cuando era chico. Me pone en la mesa  de la cocina un repasador que actúa de mantel individual. Estira el lienzo que  tiene el mapa de Italia donde sobresale el dibujo de  un coliseo gigante, una torre de Pisa más inclinada que lo normal, el Vesubio largando humo. Me pregunta cómo dormí. Me sirve  el café recién hecho  en la cafetera que “per la mattina fá blu blu blú, blu-blú, blu-blú”.
Rubia. Calabresa. De ojos verdes. De niña un príncipe africano la quiso comprar. El príncipe negro de capa roja a cambio ofrecía los quilates que pesaba la niña en oro. El moro le ofrecía  el  oro. El oro del moro  tenía el mismo color que el cabello de la niña que se aferraba fuerte al abrazo de su madre.
La escucho. Tomo un sorbo del café. Ahora vuelve a cantar. Canta y cuenta. Cuenta y canta. Siempre canta. Cantaba en el coro de la iglesia. Hacía la segunda voz.  Los domingos, los feligreses se deleitaban con esas melodías. Hasta los partisanos escuchaban esos cantos de ángeles. Eran los momentos que los críticos del  clero  sosegaban las pedradas a las fachadas del templo. Escuchaban entonces: Aaaaaave Mariiiiiiiiiaaaaaa, graaaaaatia plena. Mariiiiiia, gratia plena ,Mariiiiiaaa, gratia plena… “
Se me viene en mente mi pantalón nuevo. Lo voy a buscar. Le pido un dobladillo. No hace falta más, trae aguja y dedal. Se sienta frente a mí. Se concentra en lo que tiene que hacer.  Mientras canta. Canta bajito. La miro. Me descubre, canta y me mira. Hablamos con la mirada. Nos conocemos por las miradas. Por los gestos. Por el color de nuestros semblantes. De chico me retaba así, con una simple mirada. Pero ahora no. La mirada es otra. Está contenta. Se alegra de verme, de que estemos  “cuore a cuore”, de tenernos en la cocina-de-domingo como antes.  La veo a los doce años coser en una mesa, veo estambres, tafetas,  telas, géneros se decía en otras épocas, veo como la modista le enseña a enhebrar, a  marcar con esa tiza que parece jabón de hotel, a cortar, a surfilar, a hilvanar, a dar puntadas invisibles. Cose mi bocamanga. Observo su dedal. La oigo cantar.  Canta, cuenta.
“Lo quería, cuando murió se soltó el pelo sobre el ataúd. Tenía hijos y marido pero no le  importó aquello que  pudieran decirle, no le importó  las habladurías del pueblo,  no le importaba si su propia madre le negaba la palabra para siempre; esa mujer fue a despedir a parte de su vida, fue a la despedir  a su historia negada. Sobre la tumba se soltó su cabellera negra, larguísima y negra, y la desplegó sin pudor encima de ese madero barato que cubría el cajón donde estaba el cuerpo del hombre al que ella había amado, el hombre al que sus padres  se opusieron  para que se casara,  porque ellos ya le habían elegido otro destino para su hija: casarla con un primo lejano al que la bruna apenas había visto alguna vez en su vida, en su vida deshecha, destruida, deshilachada,  en su vida que necesitaba costuras de hilo negro, como su vestido, como su cabello, largo y negro, y como su lloro, como sus lágrimas, como sus perlas saladas que caían sobre esa tapa de madera de poca monta sólo para él, para él”.
De la taza de café apenas queda la borra. Mi madre hace un silencio. Recuerda.  Recuerda cada cosa de su pueblo como si fuera hoy, como si fuera este domingo. Saca mi taza. La lava. Seca sus manos en su delantal. “¿Hacemos pasta?” Me pregunta entusiasmada.  No hace falta la respuesta. Me voy a sacar el piyamas. Me pongo el pantalón. Vuelvo vestido de civil. Ya la botamanga no toca el piso. Regreso a la cocina. La mesa está lista. Toda espolvoreada de harina.  Allí ahora se harán los fideos. “No son fideos son tallarines” aclara como cada vez que los prepara, y se ríe. “Te ayudo, si querés mientras yo amaso vos hacés la salsa” le digo voluntarioso. Me responde que sí pero hará todo ella. Miro al costado. Desde la llave de paso, por sobre la mesada, cuelgan hojas de laurel que pondrá para darle más sabor  a esa comida que vamos a compartir dentro de un rato, en el comedor, en  la mesa grande, entre todos, como le gusta a ella.
Vuelve a cantar.  La acompaño.
“En el sur de Italia  las bombas de la guerra se sentían en las ausencias. Faltaban los hombres. Los padres, los maridos, los novios todos estaban en el frente. ¡Llegó una carta, llegó una carta! Es de Antonio, Turi, Franco, Mingo, Nicola, Nazareno, Michele, Carlo ¡están vivos, todavía están vivos! Una novia informa. ¡Y dice que me sigue queriendo, que me extraña!”.
Cuenta, cuenta y canta.
“Chist'è 'o paese d''o sole, chist'è 'o paese d''o mare, chist'è 'o paese addó tutt'e pparole só doce o só amare, só sempe parole d'ammore!... Esta canción la cantaba siempre mi papá”, dice. Y ahí la foto sepia que tengo guardada en un cajón se me hace presente. Ella, rubia, en los brazos de su joven madre que aparenta veinte años más de los que tiene. Su padre alto, de uniforme y cara de buen tipo al lado. Sus primeros hermanos. Rina y Miguel de pie. Su abuelo con ellos. Higueras de fondo. La veo caminando por su pueblo, por las calles sin asfalto. Veo su niñez. La veo mirar  a las jóvenes lavando en el ruscello, no en el arroyo, en el ruscello, en el ruscellino. Veo a una niña que admira a esas mozas de polleras arrugadas, camisas ajustadas a la cintura y pañuelo en la cabeza, veo que mira a esas muchachas arrodilladas fregando sobre las piedras, y enjuagando sobre el agua cristalina que se lleva penas, ilusiones  y canturreos, Oh campagnola bella, Tu sei la reginella, Negliocchi tuoi c'è il sole, C'è il colore delle viole, Delle valli tutte in fior…”; la veo caminar  por los campos de olivos entre esas mujeres con canastos de mimbre cosechando aceitunas que será parte del escaso alimento de las mesas; la veo llegar  a una fiesta de casamiento, la veo paradita mirando a su abuelo viejo vestido con el mejor de sus andrajos, saquito remendado, chaleco marrón, camisa blanca y corbata, la veo como mira a su abuelo  cuidar los dos confites envueltos en velo, en tul, en gasa, mira como ese hombre que no se rinde guarda en su bolsillo  el recuerdo que le dieron los novios, para partirlo con ella y sus hermanos que lo esperan ansiosos. “¡Vivan los novios, vivan los novios!”. La veo despedirse desde el barco que la trajo a la Argentina “¡Adiós abuelo!” Veo que fue la última vez que vio a ese hombre. “Adiós, adiós” y sacuden ambos un pañuelo blanco que se va haciendo cada vez más pequeño.

La mesa está puesta.  El resto de la familia se va acercando. El aroma a salsa y a laurel atrae a los rezagados. Mientras todos se acercan a la mesa  ella va a buscar la fuente.  Me acerco a la puerta de la cocina. La miro de espaldas. La escucho. Canta. Como siempre canta.  Canta con voz finita. Aprendí con el tiempo que ella es soprano. ¡Mirá vos! Pina es soprano. ¿Es soprano o mezzo soprano? No lo sé. Sólo sé que canta que siempre canta. Que cuando canta las cosas están bien, por peor que funcionen.  Que canta y mientras canta las penas espanta. Que canta y cuando canta llora. Porque cantar es su forma de llorar. Que canta y que cuando canta ríe, porque siempre ríe y canta. Que canta y que ese canto es oración, rezo plegaria. Que canta, porque nos tiene a todos alrededor de la mesa. Entonces abro la puerta y con voz de domingo le digo: “Y, ma ¿la comida para cuándo?”.    

miércoles, 16 de agosto de 2017

TEXTO RABIOSO 8 -AGOSTO 2017

LUNES OTRA VEZ
(después de las PASO)

Estamos en un país raro. En un país donde los empleados festejan los logros de sus patrones. Donde la clase media, mira concupiscente, con la nariz pegada al vidrio, los escaparates donde se pavonean los ganadores que gustan de acelerar sus Hilux, donde esta clase bisectriz festeja los triunfos de los muchachones que manejan con sus casquetes puestos la bicicleta financiera, donde esta clase que ´quiere pero no puede´ le da un guiño de aprobación a los sojeros que no paran de fugar dólares del país.
Vivimos en un país raro. Y muchos nos sentimos extraños viviendo en un país tan raro. Pero cada uno de nosotros, los que pensamos distinto al "sentido común" impuesto por el pensamiento de derecha , los que cuestionamos los mensajes unívocos que parten de las empresas mediáticas, debemos darle batalla a esta tilinguería. Y lo debemos hacer desde acá, desde este suelo, desde este suelo que amamos. Desde este suelo que nos hace llorar de bronca y de tristeza. Debemos pelear con nuestras ideas. Oponernos a la medianía de quienes nos quieren egoístas, de quienes nos dicen que debemos sólo hacer "la nuestra" sin importarnos el otro.
Debemos cambiar nuestro país, cada día. Evidentemente ni en doce años se lo pudo cambiar de una vez y para siempre. Esa es una lección: al país se lo cambia todos los días, cada día.
Hoy es lunes, ayer hubo una elección y el resultado nos muestra un país que no nos gusta, un país que tiene gente que tira para atrás, un país que tiene gente que sólo se mira su ombligo.
No obstante, no nos debe vencer la desilusión.
Debemos oponernos a este neoliberalismo rancio que encontró una manera de parecer simpático bailando entre globos y papelitos de colores mientras por atrás organizan todo a favor de sus propios intereses. Porque, mostrándose estúpida la derecha es inteligente para bajar su mensaje ( y además tiene todo los medios para hacerlo:poder económico, mediático, judicial,
Escribo estas palabras, imperfectas, hoy lunes, con tristeza y bronca, pero a la vez pensando -a el riesgo de sonar kitsch- que es lunes, otra vez, y que nada termina, sino por el contrario todo empieza. Empieza. Y sigue. Y debemos seguir venciendo la tristeza y la bronca.

domingo, 26 de febrero de 2017

TEXTO RABIOSO 7 - FEBRERO 2017

CATARSIS A OSCURAS Y CON CALOR
Hace calor, calor, mucho calor. Y para colmo Macri es el presidente. No hay luz. Te la cortan, te la dan. Te la quitan, te la dan. Te quitan todo. Te la dan por la cabeza. Hace calor. Tormentas. Macri, Rajoy... Inundaciones. No se puede andar por la calle. Hace calor. Te cortan la luz de nuevo. Y para colmo, como ya dije, Macri es el presidente. Llamás a la empresa de electricidad. No te atienden y te enterás que el dueño de Edesur es parte de este gobierno, es uno más del plantel de la ceocracia institucionalizada. ¿llamaste al ENRE? Para qué si son ellos mismos. Atienden en una ventanilla y en la otra. Hace calor. Dios. La calle está triste. Los que lo votaron convencidos no dicen nada, a lo sumo los más huecos hablan del trajecito que luce la Awada; los que lo votaron y nunca dicen nada siguen sin decir nada y caminan cabeza gacha por las veredas de fuego; y lo que no lo votamos estamos con una mezcla de tristeza, bronca y dolor por todo lo que pasa, por todo lo que pasa, por todo lo que pasa, y por la falta de futuro, y porque las cosas que están mal no sólo no la van a arreglar sino que la van a empeorar porque esto todos lo sabemos, aunque el discursito Durán Barba diga lo contrario. Hace calor y abrieron las importaciones,y echan gente en todos los sectores ¡y todo con este calor! Los bancarios logran un buen acuerdo pero el Ministerio de trabajo busca boicotearlo, increíble pero real en esta Argenitna neoliberal. ¡Qué calor! La radio cuenta:”Se busca privatizar Aerolíneas fundiéndola, porque le dieron las mismas rutas que la aerolíneas de bandera a Avianca una empresa que era del presidente, y ahora tiene como gerente al que era gerente cuando la empresa era de Macri”. Otro escándalo peor que el del curreo. Por suerte en España no hace calor y un diputado de “Podemos” en el congreso español le dice a Macri que entre “esos tipos y él hay algo personal”. El diputado nos dice a los argentinos “Resistan”. Si es lo que tratamos de a hacer, le digo yo. En España eso. Acá conflictos por todos lados. Cortes de calles a granel. En cada esquina un problema generado por las políticas neoliberales que no paran, no paran, no paran, como el calor. Acá hace calor. Hace calor. Hace calor mucho calor y en medio de este calor vivimos y resistimos como podemos. Cómo podemos. Algunos con tristeza, bronca y dolor. Otros de otra manera, no sé. No lo sé. Sólo sé que hace calor, que pagamos 500 por ciento más que antes la electricidad pero nos dejan sin luz. Sin luz. ¡Qué calor hace! y para colmo Macri es el presidente…


miércoles, 1 de febrero de 2017

TEXTO RABIOSO 6 - FEBRERO 2017


LA DERECHA COOL, LA NEO DERECHA O EL NEO-NEOLIBERALISMO, 
REFRESCA MEJOR.

El liberalismo actual es canchero.
Cool, para ser más exactos.
La derecha de estos tiempos, las que nos gobierna sentada en
la casa rosada desde hace un año y pico, esta derecha elegida por el voto soberano (no la derecha que nos gobierna de facto desde el poder real desde hace más de un siglo), esta derecha es piola, que digo piola, es repiola.
Esta derecha toma agua mineralizada y se refresca la cabeza
mientras el sol ilumina las gotas que se esparcen libres sobre sus cabelleras brillantes. Esta derecha alegre, cocacola, descontracturada.
La derecha actual que nos gobierna, esta que ocupa simultáneamente el Banco Central, el Banco de la Ciudad y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, ¡es lo más!
Esta derecha liberal, neo-liberal, neo neo-liberal , no se
pronuncia, de derecha ni liberal ni neo liberal, ni nada. Es más esta negación de nombre colabora con la imagen de modernidad que esta derecha quiere brindarle a la sociedad.
En su época, los antiguos liberales se decían liberales.
Ellos eran “eso”. Estos no, estos desdibujan sus títulos en autodenominaciones tales como “demócratas”, “socialdemócratas” o “desarrollistas”. Gobiernan con las mismas políticas económicas que sus antecesores liberales lo hacían bajo dictaduras o gobiernos títeres, pero se dicen democráticos.
Se dicen democráticos. Nunca xenófobos. Democráticos, nunca
negacionistas. Democráticos ni locos plutocráticos. (¿Qué es eso? ¡No molestes!)
La derecha actual aplica las mismas políticas reaccionarias
de sus antecesores más queridos –aunque no reconozcan que sean queridos sus antecesores-. Tienen la misma mentalidad que aquellos: odian lo popular, detestan lo inclusivo, les repugna los derechos humanos, le apesta la inmigración pobre –aunque les abre las puertas a cualquier extranjero poderoso que pueda alambrar miles de hectáreas-, son amantes de los EEUU, admiran el libremercado, pero tienen una diferencia enorme con la derecha del pasado de Alsogaray ,de Martínez de Hoz o de Cavallo: si bien aplican sus mismas políticas lo hacen con el último botón del cuello de su camisa sin abrochar. O sea, a diferencia de los anteriores, estos abandonaron la corbata colgadas en el placard.
Sus antepasados liberales explicitaban lo qué hacían,
manifestaban cuál era su proyecto de país. No les importaba si sus ideas eran simpáticas o antipáticas. Estos, los de hoy, los que asumieron vía voto soberano, no sólo nunca reconocerían ser de “derecha” (categoría que los ofende, no por el lugar ideológico en que los ubica la enunciación, sino por la certeza que provee de tal definición -y a ellos no les gusta las certezas-), sino que nunca reconocerían que su política, es la de “achicar el estado para agrandar la nación” -como sí los decía Alsogaray (ministro de economía del desarrollista Frondizi) o Martinez de Hoz (ministro estrella de la dictadura 76-83)- aunque para eso trabajan día tras día.
Esta nueva derecha es joven más allá de la edad. Y blanca. Y
buena. Todos son blancos, bondadosos y tienen treinta años. Sus integrantes tienen más swing que Alsogaray, que Martínez de Hoz y que el mismísimo Cavallo juntos.
Hablando de Cavallo. A diferencia del ex ministro de la
convertibilidad, estos hablan perfectamente el inglés. Pronuncian perfecto. Cavallo desarrollaba su misma política pero “hablaba mal el inglés”. Estos no, estos son angloparlantes. Estos está lejos de Menen. Menen era muy grasa. Usaba corbata. Corbata con patillas. Y se comparaba con Julio Iglesia. Si bien Menen hacía lo que ellos querían, estos sabían que en definitiva Menen era un “negro”. Y eso, con ellos no va. Porque ellos no son ni los carcamanes de la dictadura, ni “los noventa”, son otra cosa, son cool, son pibes y pibas lindas.
Caen bien. Saben reír.
Son fotogénicos.
Saben desenvolverse publicitariamente. Caminan como niños
por los charcos de las calles anegadas para salir en las fotos, aunque las veredas estén secas.
Además tienen apellido que suenan bien. Prat Gay. P-r-a-t- -
G-a-y. Suena bien. Muy bien. Hermoso. No suena García o Fernández. Suena distinguido.
A estos, integrantes de la derecha cool, los ministerios de
comunicación (que atienden a toda hora en miles de bocas de expendios en casas, bares y en los lugares más insólitos de la patria) los apaña. Los presenta envueltos para regalo. Los vende como al mejor de los dentífricos. Presentan sus dichos vacíos como si tuvieran contenido, sus sonrisas como políticas públicas y sus antiguas propuestas económicas como novedades.
Estos no necesitan como lo necesitaron sus antecesores
liberales, de dictaduras para imponer sus políticas, estos no necesitan tanques de guerra que disparen tiros, o mejor dicho además de algunos tanques que disparen tiros, necesitan tanques de guerra mediáticos, necesitan de tanques que disparen titulares , que disparen titulares como metralla sin parar , necesitan que disparen titulares tales como “Dicen que en pocos meses la economía funcionará mejor: Hay optimismo en la población”, “ las encuestas indican que la mayoría apoya al gobierno”, “la gente está de acuerdo con los aumentos de luz, agua, gas, teléfono, pan, carne, verdura y pincitas de depilar”, “Todos creen que está bien la quita de las retenciones a los sojeros”, “ Alegría popular por el levantamiento del cepo del dólar”, “Todo lo malo se debe a la herencia recibida”, y así de etcétera ametrallan todos los días, todo el tiempo y por todos lados. Todo lo que hace unos años era malo ahora es bueno y al revés.
Estos tipos gobiernan sin los tics de Alsogaray, sin las
orejas de Martínez de Hoz, sin la calvicie y la mala pronunciación del inglés de Cavallo. Estos tipos, actuales, tienen otra llegada. No gritan. No se apasionan. Te dan el garrote y te dicen “tranqui”, te lo pegan con bailecito, “sin ideología”, y mientras te lo dan y dan y dan te dicen “que nada de eso que pasa, pasa”. Y a uno así no le duelen los golpes, no le afecta la falta de trabajo, no le importa los tarifazos, no le interesa la exclusión de los que menos tienen, porque te dan el garrotazo educadamente, porque estudiaron en buenos colegios y cuando te explican
Esta derecha sí que vale la pena.
El tanque mediatico dice que estos tipos son impolutos,
transparentes, incorruptibles. Nunca tiran una bolsa por arriba de una pared. Saben depositar en cuentas off-shore. Tienen clase. Son prolijos. Los carcamanes desaparecieron de escena. Ahora es el turno de esta derecha. De esta derecha actual, cool, piola, re-piola, de esta derecha cocacola.

Prolijos los tipos, lindos. Hablan bien el inglés. Good
morning . Camisita celeste tienen los tipos. Camisa celeste. Desabrochado tienen el último botón de la camisa. Descontracturados son. Muy peligrosos son. Muy peligrosos.