miércoles, 26 de octubre de 2011

Literatura / Oliverio Girondo

Recién Entonces
Oliverio Girondo (1891-1967)

Si el engaste
el subsobo
los trueques toques topos
las malacras
el desove
los topes
si el egohueco herniado
el covaciarse a cero
los elencos del asco
las acreencias
los finitos afines pudiesen menos
si no expudieran casi los escarbes vitales
el hartazgo en cadena
lo posmascado pálido
si el final torvo sorbo de luz niebla de ahogo no antepudiese tanto
ah
el verdever
el todo ver quizás en libre aleo el ser
el puro ser sin hojas ya sin costas ni ondas locas ni recontras
sólo su ámbito solo
recién
quizás
recién entonces



Aridandantemente
Oliverio Girondo (1891-1967)

Sigo
solo me sigo
y en otro absorto otro beodo lodo baldío
por neuroyertos rumbos horas opio desfondes
me persigo
junto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocas
entre fugaces muertes sin memoria
y a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opan
mientras sigo y me sigo
y me recontrasigo
de un extremo a otro estero
aridandantemente
sin estar ya conmigo ni ser un otro otro.

martes, 25 de octubre de 2011

Ciudad / Ciudad Nodo Ciudad Nada

CIUDAD NODO, CIUDAD NADA
Buenos Aires: 2002
La imagen de la ciudad de las elites
vernáculas en la era de la globalización.
(Fragmento)

Publicado en Mirada y Crítica
Nicolás Fratarelli

 
Desde fines de los años 80 el mundo comienza a cambiar radicalmente. La ciudad ya deja de tener una muralla física, la ciudad concreta, la ciudad como espacio físico deja de interesar a los grupos de poder que la manejan (grupos de poder que exceden largamente a la dirigencia política) “la globalización ha dado lugar a la creación de una nueva dependencia y a la gestación de nuevos centros de poder los cuales, si bien están dispersos entre los Estados Unidos, Europa y Japón, (...) están controlados por las grandes corporaciones multinacionales que generalmente responden a los capitales provenientes del primero de esos orígenes.” (Roberto Bergalli. 1993)

La decisiones políticas de las elites que manejaron el país en los años 90 hicieron que Buenos Aires se inserte a la red de la globalización sin cuestionar nada de ella, de manera acrítica sólo observando intereses individuales. Buenos Aires, se integra a la red global de ciudades sin un proyecto estratégico estudiado, se suma a los dictados de los globalizadores casi por inercia, o por deber.
Lejos de Nueva York , Londres y Japón (Saskia Sassen.1999) Buenos Aires queda enmarañada en una red que no le permite decidir. La dinámica misma de la globalización hace que la red sea mas importante que cualquier ciudad concreta.

Buenos Aires Queda establecida como una ciudad de tercer orden en el sistema global de redes de ciudades, la que recibe los dictados de los beneficios y de los perjuicios.

También se aleja de la ciudad la idea de pertenencia a un estado-nación agudizando la fragmentación del país obedeciendo las órdenes de las nuevas estrategias políticas de métodos posmodernos.

Para el proyecto dominante, Buenos Aires ingresa dentro de la red global siendo un nodo (viable) para la realización de nuevos negocios dentro de un contexto que excluye otras regiones del territorio nacional y continental. 

Si previo a este nuevo proceso veíamos que la ciudad  estaba más allá del bien y del mal, para usar los parámetros de Carl Schorke (1963), en los años 90 vemos como esta categoría se extrema, convirtiéndose casi en  indiferencia,  dado  que la ciudad concreta queda abandonada por los sectores dominantes, quienes instalan nuevas murallas al espacio físico.

Lejos quedaron los límites de Avenida de Mayo de la que hablaba Borges como representante de la Buenos Aires Ilustrada, o la General Paz, de la clase media urbanizada, la ciudad comienza a moverse con límites virtuales. Se convierte en un nodo de una red que actúa como un punto fluctuante del mercado mundial.

La elite vernácula abandona su ciudad física y la resigna refugiándose en las “mieles” de la globalización, generando un nuevo imaginario alejado de cualquier proyecto colectivo. 

La ciudad material pasa a ser indiferente para los intereses de las clases dominantes y queda sumida a la cola de los globalizadores.

Los hijos y nietos de las pasadas generaciones que pelearon por imponer una idea de ciudad, utilizan a ésta como sitio territorial en tanto le resulte funcional para obtener la plusvalía de los negocios que producen las multinacionales y que ellos gerencian. Cuando no logran estos objetivos económicos preestablecidos, se van a vivir a otros ciudades de la red que les provea los ideales de ciudad burguesa que Buenos Aires no les otorga.

viernes, 21 de octubre de 2011

Música / Hernán Ríos

Música en Libertad
Nicolás Fratarelli
Publicado en “Morticia” (2009)

Los bemoles, anudados a los silencios, se desplazan leves y consistentes. Cada melodía, cada fraseo, cada armonía, puede deshilacharse como un tejido de seda, ser disfrutada como una caricia tenue en el cuello y retribuirse con una lágrima salada.


El piano de Hernán Ríos emociona. Su música va y viene embrujada por el aire. Sus manos juegan con la sal y el carbón. Y ese gesto lúdico lo transmite en cada mueca de su cara velluda, en cada dedo de sus notas.

Su música arma espacios. Climas insospechados. Yupanqui, Jobín,  Jarret, el Cuchi Leguizamón y Troilo, son parte de la misma constelación. El jazz, la bossa, el tango, una zamba carpera, se enlazan en un mismo lenguaje.  Del golpeteo de las teclas sale un sonido que se reverencia frente a la música popular y la eleva con improvisaciones que arman universos únicos.

De su búsqueda original y persistente surge una música pura, nueva, que respira libertad creativa e interpretativa.

En los reductos donde realiza sus conciertos o en nuestras casas escuchándolo en discos, Ríos nos ofrece destapar nuestro mejor vino y brindar por la música.

www.hernanrios.com.ar

Cine / Copia Certificada

Acerca de “Copia Certificada”
Lo ambiguo y lo contrario
(Otro viaje en Italia)
Nicolás Fratarelli

Acaso
En el film de Abbas Kiarostami, Copia Certificada (2010), la realidad y la fantasía comparten el mismo espacio, a  tal punto que no se sabe cuál es cuál, qué es qué y dónde está una y dónde la otra. A lo largo de toda la película y los límites se diseminan, se desdibujan, se confunden, aparecen. Tenemos la historia delante de nosotros, la miramos, la seguimos, estamos atentos, inquietos, las cosas van pasando frente a nuestras narices y a pesar de ello nos preguntamos si lo que pasa es lo que pasa o nos parece a nosotros que las cosas pasan de ese modo.
El tema de la película podría decirse que es la ambigüedad, o qué miramos cuando miramos, o  dónde cada uno de nosotros es en sí mismo y hasta dónde somos la mirada que el otro hace de nosotros.
Todo comienza en una conferencia, en un encuentro entre el conferencista (William Shimell) buen mozo, interesante, inteligente, profundo, intelectual y una participante a la conferencia (Juliette Binoche), linda, desprolija, algo alienada, poco atenta a lo que se dice, preocupada por su hijo y por conseguir autógrafos, dueña de una galería de arte. Sigue en un viaje en auto sin rumbo fijo por las calles  de Arezzo que nos muestra la ciudad, presente, reflejada el su parabrisas. Conduce ella. Una conversación entre ellos que muestra admiración y fastidio, un chiste al que le matan el remate, la decisión de viajar a alguna parte y el viaje por la ruta hacia esa alguna parte, donde el conferencista propone “mejor callémonos y disfrutemos el paseo”. Luego el arribo a Lucigniano, ciudad medieval de origen etrusco, la visita al museo, un cuadro falso que es real, un café, una llamada por teléfono a él, una vieja camarera que habla con ella (escena memorable, una de tantas), otro llamado  telefónico, esta vez a ella, y el gran quiebre del film ¿el inicio?, ¿el fin?, ¿otra película? Sigue. La película deja bordes permeables. Aparecen parejas bailando, música napolitana, discusiones personales, discusiones sobre el arte, esculturas, trattoría, lápiz labial, vino picado, cambios de roles, él, frívolo e irritado, ella, serena e inteligente, él, un día se afeita y otro no, ella, que huele la almohada.

De película
Sabido es la admiración de Kiarostami  por Roberto Rossellini, y quizá para seguir jugando con esta ambigüedad el director iraní desea realizar una copia certificada de “Viaggio in Italia” film de 1954 (entiéndase la humorada, no existe ni una pizca de copia de un film a otro, pero sí una permanente referencia al film del italiano). Porque Rossellini está dentro de la película, así como sus protagonistas, el matrimonio Joyce (Ingrid Bergman y George Sanders) y sus situaciones: el auto andando por esas calles estrechas, la pareja que discute dentro del auto, la contemplación del paisaje, Italia (del sur con Rossellini del norte con Kiarostami) un museo y  lo falso que pontificado como original  que resulta ser más cierto que lo ficticio (¿ o acaso el magnífico Hércules Farnesio del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles que muestra Rossellini no es una copia romana de una escultura griega y se muestra como original?) 
Puede ser que lo original sea un original,  que rúbricas y estudios científicos así lo certifiquen, que no haya dudas de que lo original sea original, que existan carbonos catorce que lo testifiquen, sin embargo por momentos algo impostor puede resultar más verosímil que lo certificado. No recuerdo quien contaba que en una oportunidad, en los Estados Unidos, en la época del gran éxito de Charles Chaplin, organizaron un concurso de parecidos al gran actor de “Luces en la ciudad”. En la vereda se desplegó una gran hilera de personajes que lo imitaban. Chaplin, Charles, el real, como un juego, también participó: Salió cuarto.  La película juega con esta ambigüedad (como este comentario entre paréntesis sin cita cierta) y deja abierta la discusión. 
 ......
En el film de Rossellini en un momento lo oculto se manifiesta cuando un grupo de arqueólogos descubre a una pareja intacta tapada por las lavas del Vesubio en la antigua Pompeya. Allí la crisis. En la película del iraní  nunca se sabe lo que se oculta y lo que muestra y tampoco lo contrario. Allí la crisis.



Fotografía / Ricardo Palmadessa

RicardoPalmadessa
Sereno, blanco y negro
N.F.

En medio de una época donde el apremio de imágenes no da respiro,  la velocidad de los mensajes atropella y la saturación de colores apabulla,  la obra fotográfica de Ricardo Palmadessa se destaca: Serena. Blanca. Negra.

En su obra fotográfica se puede contemplar la belleza de sus imágenes y  la espesura de su mensaje. La calma morosa de cada fotografía nos hace sentir sensaciones pero también  nos hace reflexionar y nos lleva al diálogo interno. En cada toma podemos oír el silencio, sentir una brisa calma, encontrar un lugar donde guarecernos.

Su  producción, que junta al arquitecto con el fotógrafo y al revés, nos hace a recorrer ciudades y mirar arquitecturas desde otros lugares (paisajes casi urbanos) con la misma sensibilidad con que nos muestra el sol pegando en la playa, un vidrio mojado (Ostende) o la naturaleza como escultura (Fin del mundo).

Tomémonos un tiempo y disfrutemos del respiro hondo que nos propone esta obra, basta de palabras.  (http://www.ricardopalmadessa.com.ar/)


En Portada
N.F.

Cuando estaba en elaboración la edición de Mirada y Crítica, en mi cabeza tenía el diseño de la cubierta con una foto que Ricardo sacó en París en 1997: La Defense. Esa  foto siempre me pareció de una enorme belleza. Me impactó desde el primer momento que la ví: el reflejo de las torres de luminarias sobre la cortina de agua, los bloques de fondo con forma de edificios que atestiguan el trabajo del fotógrafo, la niebla, el granulado de todo el conjunto, su textura, el juego de grises, que les da un toque nostálgico y cálido a un lugar frío y calculador como es centro financiero de París.
Por respeto a su trabajo, y también por pudor -porque no admitirlo- en un comienzo contuve mis ganas en pedirle autorización para poder usar esa fotografía para la tapa del libro. Di muchas vueltas. Por mi falta de decisión, sobre el diseño de la cubierta circularon varias imágenes que representaban  el contenido de los textos, pero por mejor que quedara el producto final, ninguna se acercaba al efecto que producía aquella foto. Una tarde me animé a llamarlo, le conté del libro, del proyecto, de los ensayos, y tras varios rodeos, le expresé mi deseo de poder utilizar esa fotografía en la cubierta. No hizo falta decírselo dos veces. Inmediatamente aceptó y generosamente  e ofreció a gusto su trabajo.  De esta manera el diseño de la cubierta terminó respondiendo a la idea original.

Con Ricardo somos compañeros de docencia en la facultad, es un muy buen tipo y me halaga concediéndome su amistad.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Literatura / Camus

...y María me dijo...

"... y María me dijo que le gustaría conocer París. Le dije que había vivido allí en otro tiempo y me preguntó cómo era. le dije: es sucio, hay palomas y patios oscuros. La gente tiene piel blanca..."
El Extranjero / Albert Camus