viernes, 23 de marzo de 2012

Literatura / Puertas (Relato)

Puertas
N.F.
Se abren se cierran se dejan arrimadas.
Entreabiertas.
Cerradas con tres llaves, con una, con mil.
Se encuentran en chozas, palacios cuevas de alivavá, departamentos, cuchitriles, cajas fuertes.

Algunas ofrecen que entre el que quiera, otras invitan otras disimulan. Otras  evitan el vaso de agua, otras miedosas  se abren apenas para pispiar.

Las hay vaivén,  giratorias pivotantes corredizas. De plegar de enrollar de una hoja de dos o tres carillas.
Están las que se doblan, las se rompen las de acceso y las de salida –que casi siempre son las mismas- .
Las hay de madera, de chapa de vidrio.
Las hay  ausentes.
Las hay de seguridad que son las que preguntan:”alto quien vive” (mientras dispara).

Las hay amplias, lisonjeras y agradables, las hay serenas, limpias y austeras.
Las hay estrechas, constreñidas apremiadas. Las hay antipáticas derrochonas, condescendientes, atrevidas osadas.

Las hay tan justas que hay que menguarlas  para que no choque contra el inodoro.
Las hay rigurosas, exactas, estrictas exigentes.
Las hay intolerantes, inoxidables, inexorables.
Las hay cobardes, pusilánimes, cohibidas
Están las que se trancan, las que se hinchan con el sol, la que se pudren por la humedad, la que no se mojan con la lluvia. Las que no se inmutan. Las insensibles a las que nada les pasa.

Están las que taponan, las que están al acecho, las que interceptan, las que impiden, las que estorban obstruyen  entorpecen, las que circunscribe, confina define coarta

Están las clausuradas, las prohibidas, las vedadas, las apeadas, las tapeadas. Las que tienen una faja judicial, la que están lacradas. Las que tienen cucarachas sobre su lomo como un lunar que camina… y camina.

Están las nuevas, las relucientes, las tersas pulidas novedosas, están las  relegadas opacas oscuras pardas, desangeladas sombrías, cenicientas y grisáceas.
Están las que aíslan, la que incomunican la que encierran, delimitan, demarcan, ultiman, concluye, rematan,  las que lleva a la última habitación, a la más lejana a la del final del sótano, a la del último subsuelo, a la de la bodega, a la de la cripta.

Las hay cercanas aunque distantes. Las hay remotas aunque  contiguas.
Las hay de servicios, principales secundarias de ascensor de placar de horno de trenes de carros.
Las hay rojas, blancas y negras, algunas flamean.
Las hay pintadas, coloreadas, teñidas, maquilladas, manchadas, lustradas, enceradas, barnizadas.
Están las que apenas se sostienen las que viran las que se mantienen con más penas que gloria.  Muchas  son frágiles,  inconsistentes, enclenques, endebles, otras por el contrario firmes persistentes, impenetrables  e indelebles.

Están las equilibradas las delirantes las que se venden al mejor postor; las que se compran las que se permutan la que se cambian por conveniencia; las que se reemplazan las que se sustituyen las que tienen buzones como boca. Están  las que permiten que por debajo pase el sobre, subrepticiamente y disimulan mirando para otro lado.

Están las que curan, las que comunican, las que dejan ver por su mirilla, las que tienen  ventanas las transparentes que  se despliegan extienden desenvuelven desempaquetan y  propician. Están las que  inician, descerrajan, desencajan, miran hacia afuera, piensan en el otro.

Están las que atraen, engatusan, engañan, las que cantan como sirena.
Están las que se integran a los frentes, están las que se aíslan.

Como en un corralón, uno puede elegir la que considere más adecuada.  Como puertas, así son las ideas.

(Fotografia NF)

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