Muros, murallas y lamentos
Nicolás Fratarelli
Publicado en Mirada y Crítica
Límite, marca, trazo.
Control, aduana,
puerta, entrada y salida.
Muro, pasillos, foso y
otra vez muro.
Miedo, defensa,
ataque y torres que acompañan.
Vigilancia, seguridad
e inseguridad.
Libertad, esperanza.
Arrogancia del poder económico.
Icono, signo, letra,
símbolo, huella de piedra.
Ur, Babilonia,
Korsabad, Micenas.
Atenas, Priene, Roma.
Burgos, Ávila,
Trujillo, Cartagena.
Berlín.
Piedra sobre piedra,
ladrillo sobre ladrillo, aparejos.
Barro moldeado,
arcilla, hormigón armado, bloques prefabricados.
Alambre de púas.
Melilla.
Miradas lánguidas
hacia el vacío.
………………..
Murallas
y Ciudades Estados
“Construir
es colaborar con la tierra,
imprimir
una marca humana en un paisaje
que se
modificará así para siempre…”
Marguerite
Yourcenar
Memorias
de Adriano
Parte
misma de la ciudad, eso fue la muralla. Línea materializada. Dios pantocrátor
que indicaba con su mano quien quedaba adentro y quien afuera. Pulgar del
Cesar.
No
fue arquitectura pero si piedra que hizo ciudad y componente central de la revolución
urbana (1) que se produjo hace 5000 años en los valles del Tigres y del Eufrates.
Desde
su origen la ciudad la atesoró en su neceser, junto a los edificios públicos más
significativos y al espacio social aglutinante (ágora, foro, plaza). Si la
ciudad es un libro la muralla es palabra que arma frases siguiendo su propia
gramática.
En
ella la mano del hombre siempre estuvo presente y aunque un peñasco, un
precipicio, agua circundante, dulce o salada, hayan funcionado como muralla la
marca de la cultura se manifiesta en la geografía que se hace traza.
Las
murallas delimitaron lugares, marcaron territorio, unieron
y separaron. Detrás de ellas se
formaron comunidades, se agruparon contradicciones, se mezclaron intereses
contrapuestos. Lo religioso y lo profano convivieron en el mismo espacio. Y a pesar de las diferencias todo el colectivo
se reconocía en una misma identidad. Con el tiempo se gestaron burguesías
progresistas que conformaron ciudades-estados que competían con otras ciudades-estados vecinas y
formaban parte de una maraña entrecruzada, vital para el desarrollo de cada una
de ellas. Su grandeza simbolizaba la
concentración del excedente social y revelaba la importancia de la ciudad que contenía.
Leyéndola
como mero límite, como cortina, como sólido, la muralla amedrentaba al que
venía de afuera, y en ese caso, era la pared lo más destacado, pero viéndola como manos protectoras de la
ciudades que albergaban libertad y esperanza (2) la puerta era mas importante que
la piedra, y a pesar de estar custodiada por torretas, fosas y puentes
levadizos se abría para permitir nuevas ilusiones.
Estados y
Murallas convertidas en muro
“la
muralla tenaz que en este momento y en todos,
proyecta
sobre tierra que no veré, su sistema de
sombras,
es la
sombra de un césar…”
Jorge
Luis Borges
La
muralla y los libros
Nuestras
ciudades ya no usan estas moles contundentes, dejaron de ser parte del
vocabulario urbano contemporáneo. Las ciudades tienen hoy otros tipos de murallas
para controlar su territorio. Avenidas, autopistas, vías férreas son solo
algunos elementos evidentes de control urbano. También los hay ocultos, y no
por tales menos imponentes. Las murallas sociales, políticas, culturales,
económicas y tecnológicas, funcionan como vallas agresivamente sutiles en las
ciudades modernas.
Hoy
los estados-naciones convirtieron a la muralla en barrera, en cinta que separa. La abrieron, la estiraron, y
la desplegaron sobre las fronteras, siguiendo la línea y el punto de la cartografía, para detener a
una masa de desahuciados que llega de
afuera en búsqueda de oportunidades. Así lo hicieron algunos países
europeos que incorporaron a sus costas tejidos
de alambres de púas (obviamente fabricado bajo normas ISO), así lo hace Israel que
se refugia detrás de 600 km
de muro para solucionar su conflicto con
Palestina, y así lo hace EEUU creando un
interminable muro en la frontera con México.
En todos los casos, esta sólida valla expresa la fragilidad
de sistemas injustos. Cada metro de muro denuncia el flojo pespunte de su bies
y más que grandeza, demuestra el temor en el que viven sus habitantes. Para
evitar que el muro hable por si mismo, los
poderes centrales despliegan un sinnúmero
de discursos, de pretextos, de argumentaciones legales que justifican su
construcción. Equipados con radares, cámaras de videos y sensores, estas nuevas
murallas chinas ya no buscan contener ataques de otros pueblos sino frenar desesperaciones,
cebadas, permanentemente por los medios de comunicación que seducen con sus
mensajes a favor de la globalización y a
la vez reclaman un estricto control de la inmigración.
Desaparecido
el muro de Berlín, nuevas murallas se levantan hoy, aunque ya no como barrera ideológica sino como
profilaxis. Los trozos del otrora “muro
de la vergüenza” (3) se convirtieron en simples souvenires para viajeros y
personas bien pensantes, pero quedaron muy lejos de servir como enseñanza.
A
pesar de Francis Fukuyama, la historia se niega a llegar a su fin, va y viene y parece repetirse
permanentemente. Y nos muestra, todavía, como los seres humanos se protegen de
otros seres humanos haciendo paredes, y como la humanidad se sigue pareciendo a aquella, previa de la revolución agrícola, cuando los
hombres comenzaron a construir murallas para protegerse de otros hombres
que vivían dentro de otros territorios también amurallados.
………………..
Veo estos
muros desde el aire.
Acerco
mi vista a uno de ellos.
Trato
de distinguir el lado sano.
Busco
el lado limpio.
No lo
consigo.
Veo desnudo
a dos hombres.
Me
dicen que uno es un magistrado y el otro
un pobre diablo.
Cada
uno está a un lado del estrado.
Trato
de entender quién es quién
Me
pregunto ¿De qué lado está uno y de que lado el otro?
Parece que
ambos están del lado del muro de los lamentos.
(1) Término acuñado por Vere Gordon Childe. (The Urban
Revolution. Town Planning Review, vol. 21, 1950)
(2)
“El derecho urbano no solo suprimió la servidumbre personal y territorial, además
hizo desaparecer los privilegios señoriales” Las ciudades de la edad media.
Henry Pirenne (Recordamos que en la Edad Media la legislación decía que quien
lograba vivir un año y un día en una ciudad conseguía la libertad del señor
feudal)
(3)
Llamado «Muro de la Vergüenza» por occidente y «barrera de protección antifascista» por el
bloque oriental.