CURANTO
Y ARQUITECTURA
NF
1.
VISITANDO CHILOÉ
EL CURANTO
El curanto
es una comida producto de la necesidad. La necesidad genera cultura. El curanto
es una comida creada por los indígenas del sur de Chile, por los indígenas de
Chiloé más precisamente. El clima hostil de la isla durante casi todo el
año y el viento permanente, hizo que la
única manera de cocinar que encontraran los primeros habitantes de la región
fuera bajo tierra.
En Chiloé sus habitantes se llaman chilotes. “No somos chilenos, somos
chilotes”, dicen. Su condición insular los mantuvo separado del resto del Chile
continental y en la actualidad en los meses más duros del invierno, aún, quedan
aislados cuando el trasbordador que une isla y continente deja de funcionar.
Esta situación hace que la isla se vuelva permanentemente sobre sí misma, que conserve
sus tradiciones.
El curanto es una comida típicamente chilota. Se organiza en base a mariscos,
la mayor riqueza de la región. El curanto original se hace bajo tierra, en un
pozo. Todo comienza “asando” un conjunto de piedras bocha que termina transformándose
en el “piso” del hoyo. Sobre estas piedras calientes se cocina. Allí se colocan
los diversos tipos de mariscos -cholgas,
almejas, etc- luego el resto. Desde sus inicios estuvo presente el milcao -una masa compuesta por papa cruda y
cocida, también de origen indígena- que le da identidad al plato. Los españoles
con el tiempo adoptaron esta comida como propia y le agregaron pollo y carne de
cerdo, los inmigrantes alemanes que
llegaron a la zona, más tarde, le incorporaron salchichas ahumadas.
Una vez ubicados todos los ingredientes, el conjunto se cubre primero con
una fina tela, luego con hojas de pangue, que crecen salvajes en la isla (cada
hoja mide hasta de un metro de diámetro) y finalmente con una capa de tierra.
Luego de tres horas, una vez cocido todo a vapor, se realiza la ceremonia de quitar de a una
capa que cubre al curanto (la tierra, el pangue, la tela) hasta llegar a las distintas presas de comida
cocida.
El curanto es una comida sincrética.
Cerca de Ancud, próximo a la entrada de la isla se hace el mejor curanto
de todo Chiloé. Llegar a la isla y presenciar la preparación del curanto en
hoyo es una buena manera de comenzar a entender la cultura del lugar.
2.
VISITANDO CHILOÉ
LA ARQUITECTURA EN CHILOÉ
En Chiloé se puede observar una arquitectura popular, por demás rica,
nutritiva, que también es parte del sincretismo cultural de la isla. Como en el
resto del territorio de Chile, la arquitectura que predomina está construida en
madera. Lo más conocido de Chiloé es la arquitectura sobre palafitos. Arquitectura
que también nace como necesidad, dado que busca estar cerca del mar pero, a la
vez, protegida del mismo. Para cualquier pueblo pescador el mar es oportunidad
y sobresalto. Seduce y aterra.
Pero además de los palafitos, Chiloé encierra, como memoria de la
evangelización de los españoles al pueblo nativo, una magnífica arquitectura
religiosa, que se manifiesta en pequeñas iglesias distribuidas por toda la
isla, las que adaptan a las formas de la arquitectura europea una estética particular
y un modo constructivo propio.
La catedral de Castro (capital de la isla de Chiloé) es un ejemplo de
esta fusión de la arquitectura culta y popular.
En principio, lo más llamativo de ella es la combinación de colores.
El predominio del amarillo rabioso sobre el conjunto, los detalles algunos
blancos y otros rojos, el decidido color violeta de las torretas y el basamento
del frente son motivo suficiente para poner nervioso a cualquier esteta
académico. La original disposición de colores seleccionado rompe el molde de la
solemnidad que de por sí tiene cualquier edificio religioso.
Pero hay más. Como todo el exterior está realizado en chapa, con este
material se reproduce el lenguaje de la arquitectura culta europea, lo cual bajos
criterios puristas, puede interpretarse como una herejía arquitectónica.
La mixtura estética de la catedral está a la orden del día. Por
ejemplo, la fachada superpone distintos lenguajes. En la parte superior de la
misma se utiliza un lenguaje que es una mezcla entre el neorrománico y
neogótico, y en la parte inferior se recurre al lenguaje clásico, tanto
que el arco de ingreso está enmarcado
con dos columnas “dóricas” (hechos en chapa).
Las “pilastras” -falsas- de la
fachada y la composición del acceso (con tres arcos de medio punto, el central
más alto) están perfectamente proporcionadas según las reglas clásicas.
En el interior el concepto estético sigue siendo el mismo, aunque el
material cambia. Todo es de madera. Con
este material se reproducen bóvedas de crucería, arcos, columnas (que siguen la
proporción de las columnas toscanas), basamentos, etc. Aquí todo el lenguaje
clásico se mezcla armónicamente, con vitrales que no son tales, rosetones y hasta
con sectores que reproducen bóvedas de crucería. El
despliegue artístico y el virtuosismo en la mano de obra que elaboró cada
parte, es soberbio y el conjunto crea un ambiente conmovedor.
La catedral de Castro, como toda la arquitectura de Chiloé, es tan
magnífica y sincrética como el curanto, donde lo culto y lo popular genera un
producto auténtico y único.
3.
Apuntes de Puerto Mont
LA CATEDRAL
Puerto Mont
es la ciudad más importante de la región de los lagos. Por lo tanto es
entendible que la Catedral de Puerto
Mont tenga otras necesidades estéticas y, por lo tanto, pretensiones distintas
a la del resto de la arquitectura religiosa de la región.
La catedral
de Puerto Mont es el emblema de la ciudad. Su fachada se orienta hacia el mar. Como en la generalidad de las ciudades
americanas la catedral está situada enfrente a la plaza principal.
La imagen de
la catedral es neoclásica. Su exterior imita a un templo romano. Tiene un
frontis con entablamento clásico. El
friso despliega a la perfección la sucesión de triglifos y metopas. El
arquitrabe se apoya en cuatro columnas que mezcla lo dórico con lo toscano
(tienen base como las columnas toscanas, y a la vez el ábaco y el fuste
acanalado que recuerdan a las columnas
dóricas) y todo se despliega sobre un basamento que le da unidad al conjunto.
Por encima emerge una pequeña cúpula que lleva luz hacia el interior. Todo el
exterior es de madera. Detrás de esta estructura clásica, se desarrolla un
cerramiento muy liviano, con gran cantidad de paños vidriados que, sumados a
las aberturas laterales, hacen muy luminoso el espacio interno.
El interior
es austero. Serio. Se compone de gran recinto separado por columnas que
generan tres naves de a la misma altura. Las columnas son dóricas. Hay
que tocarlas para darse cuenta están construidas en chapa. La imitación es tan
perfecta que parecen de piedra. Está reproducido hasta el corte que se produce
por la superposición de los cilindros ranurados que conforman las columnas de
piedra. Los detalles clásicos restantes también son todos de chapa y madera.
Con otra imagen, distinta a Castro, otra
vez, lo culto y lo popular se une para crear una arquitectura impura, bella y original.
4.
Apuntes Cerca de Puerto Mont
ARQUITECTURA
SIN ARQUITECTOS
La
arquitectura de esta zona de Chile encierra una gran belleza. En lo genuino de
su simplicidad está lo bello. Puerto Varas, El Frutillar y zonas aledañas son
un compendio de buena arquitectura popular,
o de lo que Bernard Rudofsy llama
“arquitectura sin arquitectos”.
Cada
vivienda es una pequeña cajita armada delicadamente. Encontramos varias
tipologías que se van repitiendo en los distintos pueblos. Muy común la que
hace referencia a la antigua barraca,
donde el techo actúa además como pared.
Por el clima
lluvioso, todas, de una forma u otra, recurren a los techos inclinados y estos
tienen las tejas de alerce. También las paredes se recubren de estas tejuelas,
lo que le da identidad a la arquitectura doméstica de la zona.
5.
Apuntes Cerca de Puerto Mont
ARQUITECTURA
CON ARQUITECTOS
El Frutillar
es un pequeño pueblo de poco más de 15000 habitantes fundado por inmigrantes
alemanes. El pueblo está enclavado a
orillas del lago Llanquihue y tiene como privilegio la vista del volcán Osorno
hacia el otro lado del espejo de agua. El Frutillar tiene una parte alta -más
nueva- y una parte baja donde se encuentra el origen del pueblo. Allí sobre el lago, como si fuera un
palafito, se construyó el Teatro del Lago, cuya sala principal está capacitada
para albergar más de mil espectadores. Los arquitectos Gerardo Köster y Gustavo
Greene, autores del diseño de la obra, tomaron el lenguaje de arquitectura
popular del lugar como referencia. Los arquitectos no buscaron diseñar un
artefacto autocelebratorio, sino una obra que conjugue con el paisaje y con la
idiosincrasia del pueblo. La obra se inauguró en el 2010. Es uno de los teatros
más importantes de Chile y un buen ejemplo de buena arquitectura pero esta vez
hecha por arquitectos.
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