Caburé, fané, Mallarmé toma el té.
N.F.
Publicado en "La línea y otros cuentos"
-
Me dijo entonces…
-
Osvaldo Martínez.
-
Osvalll
do Marrr, ti, ne z ¿Edad?
-
Treinta
y cinco
-
Treinta
y cin, co. Fecha de nacimiento
-
Trece de abril de mil novecientos setenta y seis
-
Trece de, abrillll, deelll noventa y ssss ¿…nació
en… ?
-
Londres, departamento de Belén, ruta nacional
40, al pié de las sierras del Shincal a 1558 metros de altura
sobre el nivel del mal al costado del río Quimivil, Provincia de Catamarca.
Estábamos de vacaciones mi madre calculó mal la fecha del parto, veníamos de
Mendoza, íbamos para Salta, cruzamos San Juan, La Rioja y al llegar a Catamarca, ¡zaz! rompió la
bolsa, mi padre aceleró todo lo que pudo …
-
¡Pero claro! ¡Usted es el famoso escritor
Osvaldo Martínez! Esa historia se la escuché varias veces. Siempre la cuenta
en las entrevistas televisivas que le
hacen.
-
En realidad, para ser exacto, riguroso,
estricto, para no andar con vueltas, a ver, como decirlo de una manera directa,
llana, sin ambages, no soy yo precisamente Osvaldo Martínez. Me disgusta corregirlo pero en honor a la
verdad yo soy un personaje que se llama Osvaldo Martínez creado por Osvaldo
Martínez, ¿me explico?
-
Usted me está tomando el pelo.
-
En absoluto. El Osvaldo Martínez del que usted
habla (y quizá admire, eso lo desconozco) es la persona que en este momento
está escribiendo este diálogo. Disculpe que sea reiterativo pero yo soy su
personaje.
-
Escúcheme, usted me está diciendo, que
usted que se llama Osvaldo Martínez, que
nació el 13 de abril del 1976, en Londres, departamento de Belén La Rioja …
-
Catamarca
-
… Catamarca, digo, no es el Osvaldo Martínez,
que nació el 13 de abril del 76, en Londres, departamento de Belén, Catamarca.
-
Exactamente eso es lo que le estoy diciendo.
-
Pero ¿no es usted el escritor?
-
Sí
-
Escribió “La Sobra y otros cuentos”
-
Así es.
-
Escribió un ensayo sobre Beckett y otro sobre
Ionesco.
-
Veo que conoce mi obra.
-
Come sin sal y le gusta el ajo
-
Exacto
-
Usted tiene pecas sobre el hombro…
-
¿Hace falta que se meta en mi intimidad…?
-
¡Y así y todo usted me sigue negando que es
usted Osvaldo Martínez!
-
No lo niego, pero le repito, soy Osvaldo
Martínez, su personaje. O sea, el personaje de él no suyo. A veces el
castellano confunde…
-
Okei boi,
me cansé. Sigamos con lo nuestro.
-
Sigamos.
-
Diga.
-
Vengo por el aviso de corrector.
-
¿Un escritor tan prestigioso como usted viene
por ese aviso? ¿No se siente sobre capacitado para la tarea?
-
No todos los escritores son buenos correctores.
-
Es cierto
-
Yo supongo que puedo hacerlo bien. Además de
escribir soy un lector muy sagaz. A mí no se me escapa nunca un herror de
ortrografía y o de tipriado.
-
Lo noto. ¿Le gusta la tarea de corrector?
-
En realidad no. Para nada. Pero dado que como
escritor no gano lo suficiente para vivir –y que con la fama no se paga el supermercado-
necesito tener otro ingreso.
-
Muy sincero de su parte, pero esa respuesta no
es adecuada en una entrevista laboral como la que estamos teniendo. Usted
debería decirme que estaría encantado de ser corrector, que es lo que más
quiere en el mundo, que no sólo estaría encantado con la tarea sino que estaría
fascinado sobre todo por poder desarrollarla junto a nosotros. Debería
mentirme, ensalzar la editorial, decir
que es la mejor de Sudamérica aunque piense lo contrario.
-
Sí, es lógico lo que usted plantea, coincido con
usted en todo lo que me dijo aunque en la frase pasada haya usado muchas veces
el verbo en potencial, estaría.
-
Disculpe mi error en la expresión.
-
No es nada.
-
Siga nomás.
-
Le decía, que coincido con su apreciación, que
yo contestaría como usted lo hizo pero
es Osvaldo Martínez es el que me hace decir lo que digo.
-
Entonces usted es un pusilánime, un tibio, un
estúpido, un títere…
-
Un títere no. Un títere es otra cosa, es un
muñeco generalmente de paño, con hilos tomados a un …
-
¡Ya sé lo que es un títere!
-
No se enoje, simplemente quiero decirle que soy
un personaje llamado Osvaldo Martínez. En realidad, señor, mi vocación siempre
fue otra. Desde siempre quise ser aviador. Si fuera por mí en este momento
estaría en una entrevista de trabajo en alguna aerolínea. Me estuve preparando
para volar durante los últimos quince años y terminé siendo lo que aquí ve: un
escritor que busca un puesto de corrector.
-
Bueno no se ponga así. Tampoco está tan mal.
Podría ser un deshollinador o chofer de un camión atmosférico.
-
Es cierto, tiene usted razón.
-
¿Está escribiendo ahora?
-
No, ahora no, estoy hablando con usted.
-
No se haga el gracioso…
-
Sí estoy escribiendo.
-
…me diga…
-
Un cuento
-
…un cuento…
-
Se llama “Caburé, fané, Mallarmé toma el té”
-
¡Qué título! ¿No le parece absurdo?
-
Y sí, en verdad me da un poco de vergüenza.
Preferiría escribir algo sobre la metacrítica de la razón, la ontología del
ser, o sobre los cambios epistemológicos en las ciencias duras y su relación
con la astronomía no lineal, pero la verdad
es que …
-
Sí, ya sé. Que Osvaldo Martínez le hace escribir otra cosa.
-
Exacto, veo que nos vamos entendiendo.
-
¿y de que trata su cuento?
-
De un tipo que se llama Osvaldo Martínez y que
va a una editorial a buscar un puesto de corrector y se encuentra con un señor
muy elegante, muy fino, ¡muy inteligente!, bien vestido un dandy…
-
Me está adulando.
-
Para nada.
-
Entonces, señor ¿qué dirá Osvaldo Martínez? ¿el
señor tan inteligente y elegante que tiene enfrente le dará el trabajo?
-
En mi cuento aún no lo definí.
-
¿Y aquí?
-
Aquí no depende de mi
-
¿Y usted qué cree que dirá Osvaldo Martínez de Osvaldo
Martínez? ¿Conseguirá o no conseguirá el puesto de corrector?
-
Eso no se lo puedo contestar yo. Tampoco lo
puede decir él. Eso lo tiene que responder usted, que es el dueño de esta
editorial.
-
No soy el dueño.
-
¿No?
-
No, soy un empleado.
-
Ah, perdón cómo lo lamento.
-
No es nada.
-
Disculpe. Pobre… trabaja por un sueldo. Lo
compadezco.
-
Gracias Osvaldo, gracias. Es usted una persona
sensible…
-
Pero ¿Entonces quién decide sobre los
subalternos que se están a su espalda en
este momento sentados en los escritorios mirando como zombis los monitores de
las computadoras?
-
Yo.
-
¿usted?
-
Soy el jefe de personal.
-
Ah…
-
¿Ah qué?
-
Nada, nada. Que se yo…
-
¿Qué se yo qué?
-
Y bueno, es mejor ser una persona real aunque
sea un inescrupuloso y odiado jefe de personal, que ser un personaje de Osvaldo
Martínez que se llama Osvaldo Martínez.
-
ZX señor, ZX…
-
Y si hay que resignarse a ser lo que uno es…
-
XZ
-
Hay que resignarse…
-
X
-
…designarse…
-
Z
-
Persignarse…
-
ZX
-
Peinisarse…
No hay comentarios:
Publicar un comentario