miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ensayo / Cine y Ciudad / Fellini "Roma"

Fellini, Roma
Nicolás Fratarelli

Fellini, entre su amplia filmografía tiene una película que llamó simplemente “Roma”. Los productores buscando darle un sesgo más comercial al título  la denominaron “Roma de Fellini”. Pero el título original es simplemente “Roma”.

 En el film, desde el primer fotograma  hasta el último, Fellini  buscó mostrar la vida de su ciudad, de una ciudad, de la ciudad.

Para Fellini, y allí radica lo interesante de su mirada que este film se lleva al extremo,  la ciudad no es una cosa física. Eso busca mostrarnos cuando nos presenta Roma. Busca decirnos que si la ciudad fuera mera materialidad correría el riesgo de carecer de sentido, o dicho de otra manera, tomando la poética idea de Jean Luc Nancy,  si la ciudad fuera únicamente materialidad, la ciudad -el mismo concepto de ciudad- se disolvería  como escombros entre los edificios de la misma ciudad.

Fellini, desde antes de ser director, ya desde su colaboración con Rosellini en el guión  “Roma ciudad abierta”,  daba cuenta  que Roma, como cualquier otra ciudad  es siempre compleja, y  lo manifiesta en cada tramo de su cinta de manera dura y poética a la vez. Deja implícito que ninguna ciudad es amable, que todas son problemáticas y que todas encierran lo crudo y lo cocido, junto y separado a la vez.

Casi la totalidad de la obra de Fellini es un ensayo sobre la ciudad de Roma ( y por extensión sobre la ciudad como tal).  A su vez, el director italiano, cuando muestra  a la ciudad eterna muestra su propia vida, encerrando una cosa dentro de otra como si fuera un juego de mamushcas.  En “Roma”, como en “Amarcord” (aunque esta en Rímini) están presentados sus recuerdos en bandeja. La película trata de la ciudad y  de los recuerdos.  De descubrir la ciudad, de descubrir la vida; de primero asomarse tímidamente a una celosía, luego abrir los postigones y por último tornear de par en par toda la ventana.
 En el primer caso, en “Roma”  a diferencia  de en”Amarcord”  (la película que ganará el Oscar tres años después) los recuerdos coexisten con la ciudad contemporánea. Aquí  aparece el fascismo y los hippies, los burdeles -el sofisticado y el plebeyo- y el amor libre, las preguntas de los universitarios en Piazza Borghese y las elucubraciones de cómo comer los caracoles con salsa en una mesa popular.

La película -como casi toda la filmografía de Fellini- tiene la misma presentación que  un libro. Tiene un inicio y sucesiones de  capítulos. Más que una novela es un libro de cuento  con un hilo conductor que lo cose, con un fuego conductor que lo coce.  El espectador puede distinguir cada capítulo, uno de otro:  El maestro de la primaria, la estación de Roma, el teatro con el asesinato de Julio César, el cine como espacio de emociones fuertes, el arribo del joven a la casa que lo acogerá, la cena en la calle, los atascos de tránsito, etc.  La idea de conexión entre estos siempre es  simple,  y funciona como una excusa para mostrar otra cosa. El pretexto es un joven  (el alter ego de Fellini)  que  como en una novela de iniciación, llega del norte de Italia a Roma y se inserta a una nueva experiencia urbana.

“Roma”, tiene escenas memorables. La de la cena en el espacio público en pleno verano es apoteósica. Otra, no tan recordada pero quizá la más significativa de toda la película es la del recorrido que hace el director por debajo de la tierra, por lo subterráneo, en plena obra de construcción del metro romano.

Aquí, la alegoría del encuentro entre el presente y el pasado deja de ser tal para tomar cuerpo. La metáfora se convierte en un Golem de piedra que circula por las calles de la ciudad. La escena muestra sofisticadas  máquinas  excavadoras contemporáneas que se encuentran todo el tiempo con el pasado romano. Aquí  convergen, chocan, se anudan permanentemente lo nuevo y lo viejo, lo moderno y lo antiguo, lo visible y lo oculto. La alusión a lo subterráneo, como lo enterrado,  lo no visible, funciona a la perfección.
La ciudad nueva -la Roma en los años setenta era la ciudad nueva- con los conflictos de siempre se abría a un espíritu libertario que funcionaba como una topadora frente a las represiones de la ciudad donde se formó el Fellini joven, tirando todo lo que tenía por delante, pero encontrándose siempre con lo preexistente que a su vez le da entidad a lo nuevo y lo  construye.

 “Roma” muestra lo masivo, los edificios repletos de gente,  lleno de niños , de viejos, de  espacios arrendados y subarrendados, con falta de baños, tachos con agua caliente en medio de la cocina, habitaciones hacinadas , y frente a ello, el encuentro con una domus, decorada, llena de arte y a la vez inundada y oculta. La ciudad real y la antigua gloria proto-burguesa están siempre presente en el inconsciente colectivo romano.


En  la película la ciudad se “lee”. Allí están sus textos y sus textura,  su entrelazado, su entramado, su red.  La ciudad está tejida de la misma manera que se teje un texto, palabras por palabras, signo por signo, el collage de la ciudad crea una unidad en permanente cambio. Y todo esto muestra en su película el genio de Fellini.

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