martes, 25 de junio de 2013

Relato/ Apuntes de Junín

APUNTES DE JUNÍN
N.F.

No conocía Junín.  El encuentro organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano me sirvió, para, además de conversar con mucha gente interesante, descubrir  la ciudad.
Me encantó encontrarme con  una localidad grande, activa, rica, envuelta en Pampa Húmeda, rodeada de campo, de verde, de producción.

Eva, tan cerca y tan lejos
El trazado de la ciudad de Junín  tiene la forma de un golpe seco que dejó el sello de las leyes de indias. Es, como tantas ciudades americanas de origen español, una tela a cuadrillé, pero, en este caso, desplegada  en medio de una llanura fértil.
Entonces, la plaza central. Entonces la reunión de los puntos cívicos más importantes a su alrededor.  Entonces un colegio.
Pero no cualquier colegio, sino el colegio donde estudió Eva Perón.
Y desde allí se puede ver  participar de un acto escolar a esa niña con sueños de actriz.
 Junín está cerca de Los Toldos, lugar de nacimiento de Evita. En Los Toldos está el museo que la recuerda. En Junín no hay ninguna placa que la mencione. Quizá sea injusto pero en sus calles, no vi ninguna inscripción que la recordara aunque esta ciudad  haya sido el primer hogar  de Esa Mujer.
Fue en  Junín que Eva se casó con Perón. Aún está el edificio donde dieron el sí. Está caído, abandonado. En el frente una frase indica: “declarado de interés municipal”. Será que el  interés  del municipio es tenerlo así como está. Y bueno, no es poco.  Podría ser peor. Podría no existir. Pero no, está, abandonado pero está.
Enfrente  hay una colchonería. Dicen que allí vivió Eva.
Desde allí  se puede ver corretear a una piba bastarda con sueños de lápiz labial.
En la otra punta de la ciudad está la estación de ferrocarril. Siempre el  tren. El tren  que enhebraba el país. Enhebraba, pasado imperfecto.  En esa estación se paró alguna vez la joven Duarte, con una valija. De allí partió.
Desde allí se puede ver a una jovencita de vestido austero  con sueños de Capital.
  
Unitario
Superó las expectativas la convocatoria del  Instituto.  El encuentro fue sumamente federal. Escritores de Jujuy, Córdoba, Corrientes, La Pampa, Chubut, Santa Cruz… y más. Casi todas las provincias estuvieron  allí representadas. (También hubo trabajos de Latinoamérica  -escritores de Uruguay, Perú, Colombia se hicieron presentes- de  España y hasta de Suecia  -que incluyó la visita de su representante-).
La reunión fue en sobre la calle Alsina.  Una lástima tener que nombrar a alguien así en medio de tanto federalismo.

Banfield y Sarmiento
En el paseo por la ciudad pedí que nos sacaran algunas fotos  a mi mujer y a mí. Amablemente  la gente aceptaba fotografiarnos. En medio del encuadre nos  preguntaban de dónde éramos.  Cuando le decíamos “de Banfield”  quitaban la mirada de la cámara y nos hacían algún comentario  futbolístico.  La disputa entre Banfield y Sarmiento por un puesto para subir a primera estaba todavía caliente. El fútbol siempre presente en todos lados.

Desayuno literario.
Fue muy hermoso levantarse al día siguiente del encuentro y encontrar que todos los que nos hospedábamos en ese hotel estábamos unidos  por un único tema: la literatura.  Esa mañana con mi mujer compartimos el desayuno una poeta de Buenos Aires (Patricia Della Mónica) y el escritor colombiano radicado en Suecia (Gustavo Figueroa Velasquez)
Entre las medialunas surgieron los nombres de Cortázar, Mankell, Larsson, Strindberg y de Benedetti recitando alemán.
Le nombré a Shakira, se  rió. No me dio nombrarle a Abba.
Recibimos la recomendación de leer a Selma  Lagerlöf. Lo apuntamos.

Otra vez Banfield antes de la vuelta
Antes del regreso, ruta 7, fin de semana largo, fuimos a conocer la laguna  de Gómez.  Lindo camino. Casas quintas y más allá el autódromo. Nos encantó. Nos gustó su costanera, su muelle. El agua se veía azul. Sacamos fotos. Recorriéndola hacia el norte  nos encontramos con el club náutico.  Desde allí pudimos ver unos bungalows  y casas perfectas para el descanso.
Tomamos hacia el sur.  En esa zona debe haber buen pique. Cada vez se ven más pesadores.
Al llegar al final del recorrido vemos una rotonda con una estatua en el medio. Se trata de un hombre de brazos abiertos. ¿Será? ¿Es?  Sí es. Es ¡la estatua de Sandro de América! ¡La estatua de Sandro de Banfield! Sus brazos abiertos nos dan la bienvenida.
Ríe.

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