APUNTES DE JUNÍN
N.F.
N.F.
No conocía Junín. El
encuentro organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano me sirvió, para,
además de conversar con mucha gente interesante, descubrir la ciudad.
Me encantó encontrarme con
una localidad grande, activa, rica, envuelta en Pampa Húmeda, rodeada de
campo, de verde, de producción.
Eva, tan cerca y tan lejos
El trazado de la ciudad de Junín
tiene la forma de un golpe seco que dejó el sello de las leyes de
indias. Es, como tantas ciudades americanas de origen español, una tela a
cuadrillé, pero, en este caso, desplegada
en medio de una llanura fértil.
Entonces, la plaza central. Entonces la reunión de los puntos
cívicos más importantes a su alrededor.
Entonces un colegio.
Pero no cualquier colegio, sino el colegio donde estudió Eva Perón.
Y desde allí se puede ver participar de un acto escolar a esa niña con
sueños de actriz.
Junín está cerca de Los Toldos, lugar de nacimiento de Evita. En Los
Toldos está el museo que la recuerda. En Junín no hay ninguna placa que la
mencione. Quizá sea injusto pero en sus calles, no vi ninguna inscripción que
la recordara aunque esta ciudad haya
sido el primer hogar de Esa Mujer.
Fue en Junín que Eva se casó
con Perón. Aún está el edificio donde dieron el sí. Está caído, abandonado. En
el frente una frase indica: “declarado de interés municipal”. Será que el interés
del municipio es tenerlo así como está. Y bueno, no es poco. Podría ser peor. Podría no existir. Pero no,
está, abandonado pero está.
Enfrente hay una colchonería.
Dicen que allí vivió Eva.
Desde allí se puede ver corretear a una piba bastarda con sueños de lápiz labial.
Desde allí se puede ver corretear a una piba bastarda con sueños de lápiz labial.
En la otra punta de la ciudad está la estación de ferrocarril.
Siempre el tren. El tren que enhebraba el país. Enhebraba, pasado
imperfecto. En esa estación se paró alguna
vez la joven Duarte, con una valija. De allí partió.
Desde allí se puede ver a una jovencita de vestido austero con sueños de Capital.
Unitario
Superó las expectativas la convocatoria del Instituto.
El encuentro fue sumamente federal. Escritores de Jujuy, Córdoba,
Corrientes, La Pampa ,
Chubut, Santa Cruz… y más. Casi todas las provincias estuvieron allí representadas. (También hubo trabajos de
Latinoamérica -escritores de Uruguay,
Perú, Colombia se hicieron presentes- de
España y hasta de Suecia -que
incluyó la visita de su representante-).
La reunión fue en sobre la calle Alsina. Una lástima tener que nombrar a alguien así
en medio de tanto federalismo.
Banfield y Sarmiento
En el paseo por la ciudad pedí que nos sacaran algunas fotos a mi mujer y a mí. Amablemente la gente aceptaba fotografiarnos. En medio
del encuadre nos preguntaban de dónde
éramos. Cuando le decíamos “de
Banfield” quitaban la mirada de la
cámara y nos hacían algún comentario
futbolístico. La disputa entre
Banfield y Sarmiento por un puesto para subir a primera estaba todavía caliente.
El fútbol siempre presente en todos lados.
Desayuno literario.
Fue muy hermoso levantarse al día siguiente del encuentro y
encontrar que todos los que nos hospedábamos en ese hotel estábamos unidos por un único tema: la literatura. Esa mañana con mi mujer compartimos el
desayuno una poeta de Buenos Aires (Patricia Della Mónica) y el escritor colombiano
radicado en Suecia (Gustavo Figueroa Velasquez)
Entre las medialunas surgieron los nombres de Cortázar, Mankell,
Larsson, Strindberg y de Benedetti recitando alemán.
Le nombré a Shakira, se rió.
No me dio nombrarle a Abba.
Recibimos la recomendación de leer a Selma Lagerlöf. Lo apuntamos.
Otra vez Banfield antes de
la vuelta
Antes del regreso, ruta 7, fin de semana largo, fuimos a conocer la
laguna de Gómez. Lindo camino. Casas quintas y más allá el autódromo.
Nos encantó. Nos gustó su costanera, su muelle. El agua se veía azul. Sacamos
fotos. Recorriéndola hacia el norte nos
encontramos con el club náutico. Desde allí
pudimos ver unos bungalows y casas perfectas
para el descanso.
Tomamos hacia el sur. En esa
zona debe haber buen pique. Cada vez se ven más pesadores.
Al llegar al final del recorrido vemos una rotonda con una estatua
en el medio. Se trata de un hombre de brazos abiertos. ¿Será? ¿Es? Sí es. Es ¡la estatua de Sandro de América! ¡La
estatua de Sandro de Banfield! Sus brazos abiertos nos dan la bienvenida.
Ríe.
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