martes, 22 de noviembre de 2011

Música / Melody Gardot

Una rubia de Gafas negras
Nicolás Fratarelli
A Zulema por su fuerza y su corazón lleno de música
En el auto volviendo a casa, tarde, pasada la media noche, escuché en la radio un tema que me hizo subir el volumen. Escuché una voz de mujer, dulce y cadenciosa, un ritmo tranquilo, una música amortiguada, serena con algo de folk,  algo de blue y mucho swing.  Presto atención al locutor que anuncia el tema, raro por estos días en la radio, y anoto, en la libreta que siempre me acompaña, el nombre de la canción y de la artista que la interpretaba.
Sentí que esta cantante debía estar al lado de los otros  músicos que me suelen acompañar. Al día siguiente, compré el disco.
Leí la historia que reflejaba el libro interno del CD, donde están las letras de las canciones. Mientras iba escuchando toda la obra, miraba la tapa, veía a una chica joven, rubia, bella, de expresión triste, con anteojos negros.  Influido por la reseña del CD comencé a bucear en su historia.

No la conocía, pero ya para ese época, hace un par de años, Melody Gardot, (New Jersey, 2-2-85)  era una de las nuevas figuras del mundo del jazz.  Paradójicamente una desgracia la llevó a componer música, a cantarla y a grabarla. La historia es conocida en el ambiente. A los diecinueve años, Gardot, sufrió un accidente de tránsito. Una camioneta prepotente, un semáforo en rojo no obedecido, una joven que andaba en bicicleta, un cuerpo tendido en el piso de asfalto, ambulancia, policía.
Además de quedar con los huesos rotos, Melody sufrió traumatismos en su cabeza y lesiones en su médula que la dejaron con graves problemas neuronales y le ocasionaron inconvenientes  en el habla, en la expresión, en la coordinación y en su  memoria, aparte de  de producirle hipersensibilidad a la luz (por eso el uso de  las gafas negras hasta el día de hoy)  y al sonido.
Uno de sus médicos, toma el interés de Melody por la música y  la estimula a componer y cantar como modo de rehabilitar las vías nerviosas de su cerebro. Parecía una tarea difícil para alguien que debía aprender nuevamente a realizar las labores más elementales de la vida cotidiana como cepillarse los dientes o aprender a caminar, pero Melody puso lo suyo y pudo.
Escribió y  grabó sus primeras canciones en la cama y las  subió en iTunes (un reproductor de multimedia destinado a descargar música) a modo de llevar afuera todo su dolor y su esperanza. Estas primeras letras  trataban sobre su lucha por vencer su discapacidad. Por vencer. Hizo cuño su problema, puso en  palabra su pelea. La emisora radial de la universidad de Filadelfia la descubre y poco después una de las discográficas más importantes de EEUU edita su primer album: “Worrisome Heart” (2006) ese disco que tiene el tema que esa noche volviendo a casa, tarde, escuché, que compré al día siguiente y que ahora me acompaña a cualquier hora.
Worrisome Heart
I need a hand with my worrisome heart
I need a hand with my worrisome heart
I would be lucky to find me a man
Who could love me the way that I am
With this here worrisome heart.


I need a break from my troubling ways
I need a break from my troubling ways
I would be lucky to find me a man
Who could love me the way that I am
With all my troubling ways
I need a man who got no baggage to claim
I need a man who got no baggage to claim
I would be lucky to find me a man
Who could love me the way that I am
A worrisome troubling baggage free modern day dame,
a worrisome troubling baggage free modern day dame
Ain't no body the same

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