martes, 25 de diciembre de 2012

Literatura / Julio Cortázar (Rayuela)


Rayuela
Capítulo 68
Julio Cortázar
 

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

(Foto de Alberto Jonquiéres)

lunes, 17 de diciembre de 2012

Literatura / Constantino Cavafis

Constantino Cavafis
Alejandría 1863- 1933


ÍTACA
Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.


Imagen:
Ulises burlando a Polifemo
Joseph Turner. 1829.
Galería Nacional de Londres

lunes, 3 de diciembre de 2012

Arquitectura / Zaha Hadid

Zaha Hadid, Esa Mujer
Publicado en Morticia Año 1 N°2
 
Zaha Hadid (1950) es la arquitecta más prestigiosa de la actualidad. Las características de su  personalidad se confunden punto por punto, con su obra. Diva, centro del mundo, talentosa enérgica, polémica, temperamental. Su vida está llena de contrastes. Nació en Bagdad, mora el Londres y vive en un avión. Es musulmana, estudió en una escuela católica y recuerda con afecto a la madre superiora.
 
Ligada a la academia, es parte del mercado de la arquitectura objeto, a su vez observa con recelo las arquitecturas que tienen como fin la especulación inmobiliaria. En sus comienzos, por el carácter conceptual de sus trabajos, nadie creía que sus proyectos podían construirse, en el 2004 ganó el premio Pritzker, por su imaginación sin límites.
 
Con su arquitectura convierte lo onírico en realidad. Su obra es pura imaginación, mera libertad expresiva. Sus formas revolucionan el campo del diseño y sacan del letargo a todos los convencionalismos. Su meta es romper todos los cánones establecidos de la arquitectura. Esmerilar confines. Desde la idea, desde el  inicio, ya con su manera de graficar se aleja de los modos conocidos de representación arquitectónica y exige al interlocutor otra preparación para comprender sus creaciones.  
Su obra tiene un movimiento incesante e incierto.  Cada espacio encierra inquietud, cada línea acción. Hadid, de cabellos negros y ondulados, de ojos saltones e inquisidores, que cambió el velo por atuendos de Louis Vuitton, entremezcla sus ideas sociales conservadoras con sus ansias liberales y si bien acepta con naturalidad las frivolidades del mundo a la vez busca incomodar a los cómodos con sus propuestas de cambio. 
 
Su modo de diseñar plantea nuevas normas de racionalidad. Toma a la intuición como método de diseño y a la vez exige de la ingeniería más razón y nuevos métodos estructurales que se adapten a las necesidades de su arquitectura casi sin límites. En su imaginario no ingresan formas preestablecidas. No tiene un código, no tiene un evangelio que la guíe, se  establece en las antípodas del  movimiento moderno. Cada obra acabada en si misma, es distinta a las anteriores, se recrea permanente con disposiciones reversibles, versátiles, cambiantes. Oscila, vibra, sacude, descree de la arquitectura neutra. De sus complejidades volumétricas emerge arquitectura pura, libre de ataduras y a su vez contaminada de experiencias múltiples.
 
Hadid deja su rúbrica con su trazo. Funciona como una marca de automóviles que deja huellas, como una marca de perfumes que esparce aromas sugerentes en el camino. Ella misma se vende como un producto, se reinventa permanentemente como un producto de marketing y así se abre surcos hacia adonde está la plata, hacia adonde están los mercados (emergentes, como Dubai, Moscú, Pekín) ávidos de novedades y de firmas prestigiosas. 
  
Sin embargo la originalidad de su marca reside en el espíritu de su diseño no en sus formas mismas, porque si bien en sus primeras obras, como la estación de bomberos en Vitra o el estacionamiento y estación de tranvías en Estraburgo, manejaba algunos lineamientos formales que repetía con asiduidad: formas punzantes y agresivas, ángulos agudos y líneas que se extendían hasta el infinito; y en estos momentos se nota un despliegue donde presenta planos sinusoidales y la fluidez espacial, el cambio de vocabulario, e inclusive de sintaxis, es permanente de obra en obra y no se la puede tildar ni de desconstructivista, ni de nada, porque su arquitectura se escabulle inconforme de cualquier etiqueta. Y lo demuestra planteando soluciones extremadamente distintas a programas similares.
 
Foto1
Así es que, si por ejemplo, tomamos el programa de moda de la arquitectura de esta época, como son los centros culturales y museos, vemos que el diseño del Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal en Cincinnati(Foto1) parte de una caja, inserta fuertemente en el tejido urbano y la desconstruye, juega con ella, la despieza, rompe su unidad, le cruza prismas creando un descalabro que roza con lo lúdico; en el proyecto del Museo de Arte contemporáneo en Cagliari (Foto2), no importa Cagliari, importa la costa marítima a la que un objeto extraño la posee amorosamente, donde su despliegue plástico encierra una gran puesta en escena, sus espacios interiores desfragmentados, contorsionados, sin líneas rectas, de compleja lectura, que solo deja lugar al asombro, funciona como una gran ameba informe que cae extraña y se pega al lugar, y en Vilna, Lituania, el proyecto del nuevo Museo Guggenhein (Foto 3) es un objeto extraordinariamente extraño, semejante a un artificio mecánico a punto de desplazarse, plantado en el medio de una gran explanada con algo de verde, que, con los brazos en jarra, piel plateada y sus líneas curvas, solo espera ser admirado reconstruyendo así el volumen unitario, que rompió en Cincinnati. 
 
Foto2
 
 
 Foto3
 
Hadid  desafiante, innovadora y original con sus cabellos negros y ondulados, con sus ojos saltones e inquisidores, su trazo firme y seguro nos pone siempre entre la espada y la pared y no permite lugar a la indiferencia.