lunes, 18 de julio de 2016

Literatura / Cortázar / Me caigo y me levanto



Me caigo y me levanto
Julio Cortázar.

Nadie puede dudar de que las cosas recaen,
un señor se enferma y de golpe un miércoles recae
un lápiz en la mesa recae seguido
las mujeres, cómo recaen
teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer
pero lo mismo está sujeto
sobre todo porque recae sin conciencia
recae como si nunca antes
un jazmín para dar un ejemplo perfumado
a esa blancura
¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo?
el mero permanecer ya es recaída
es jazmín entonces
y no hablemos de las palabras
esas recayentes deplorables
y de los buñuelos fríos que son la recaída clavada
contra lo que pasa, se impone pacientemente la rehabilitación
en lo más recaído hay algo que siempre pugna por rehabilitarse
en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda
en los poemas de Pérez, en Pérez
todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante
pero el problema, para nosotros lo que pensamos nuestra vida
es confuso y casi infinito
un caracol segrega y una nube aspira
seguramente recaerán
pero una compensación ajena a ellos los rehabilita
los hace treparse poco a poco a lo mejor de si mismos
antes de la recaída inevitable
pero nosotros tía ¿cómo haremos?
¿cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído
si por la mañana estamos tan bien
tan café con leche
y no podemos medir hasta donde hemos recaído en el sueño
o en la ducha
y si sospechamos lo recadente de nuestro estado
¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña
al terminar su obra maestra
al afeitarse sin un solo tajito
no toda recaída va de arriba abajo
porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa
cuando ya no se sabe donde se está
probablemente Icaro creía tocar el cielo
cuando se hundió en el mar …. y
dios te libre de una zambullida tan mal preparada
tía ¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quien ha sostenido que la rehabilitación
sólo es posible alterándose
pero olvidó que toda recaída es una desalteración
una vuelta al barro de la culpa
perfecto!
somos lo más que somos porque nos alteramos
salimos del barro en busca de la felicidad
y la conciencia y los pies limpios
un recayente es entonces un desalterante
de donde se sigue que
nadie se rehabilita sin alterarse
pretender la rehabilitación alterandose es una triste redundancia
nuestra condición es la recaída y la desalteración
y a mi me parece que un recayente debería rehabilitarse de otra manera
que por lo demás ignoro
No solamente ignoro eso
sino que jamás he sabido en qué momento
mi tía o yo recaemos
¿cómo rehabilitarnos entonces si a lo mejor no hemos recaído todavía?
y la rehabilitación nos encuentra ya rehabilitados
Tía, no será esa la respuesta ahora que lo pienso...
Hagamos una cosa:
Usted se rehabilita y yo la observo
varios días seguidos
digamos, una rehabilitación continua
usted está todo el tiempo rehabilitándose y yo la observo
o al revés si prefiere
pero a mí me gustaría que empezara usted
porque soy modesto y buen observador
de esa manera si yo recaigo en los intervalos de mi rehabilitación
mientras usted no le da tiempo a la recaída
y se rehabilita como en un cine continuado
al cabo poco nuestra diferencia será enorme
Usted estará tan por encima que dará gusto
entonces yo sabré que el sistema ha funcionado
y empezaré a rehabilitarme furiosamente
pondré el despertador a las tres de la mañana
suspenderé mi vida conyugal
y las demás recaídas que conozco
para que, sólo queden las que no conozco
y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos tía
y será tan hermoso decir...
ahora nos vamos al centro y nos compramos un helado
el mío todo de frutilla
y el de usted con chocolate y un bizcochito.

lunes, 11 de julio de 2016

Prensa / Diario Inforregion / Día del Libro

DÍA NACIONAL DEL LIBRO

“Todos tenemos un libro para nosotros, hay que salir a buscarlo”

* Nota correspondiente a la publicación del día 17 de Junio de 2016


El miércoles se celebró el Día del Libro en nuestro país.

Es uno de los mensajes de escritores de la Región en el marco del Día del Libro. Remarcaron la importancia de la lectura.

El Día Mundial del Libro es el 23 de abril pero en Argentina se festeja el 15 de junio. La celebración comenzó en el país en 1908 como “Fiesta del Libro”, nombre original de la fecha. El 11 de junio de 1941, una resolución ministerial propuso llamar a la conmemoración “Día del Libro”, expresión que se mantiene.

Info Región dialogó, en este marco, con escritores de la zona quienes resaltaron la importancia de la lectura. “El libro para mi vida significa casi todo. No me imagino sin poder meter la cabeza en ese universo que me propone. No pasa un día sin que lea algo. En ese lugar transcurre mi vida”, afirmó el poeta Rubén Guerrero.

Y agregó: “Puedo vivir sin escribir, aunque me dé vergüenza decirlo por mi condición de escritor, pero no puedo vivir sin leer”.

Guerrero, oriundo de Almirante Brown, publicó su primer libro “No Transpira” a través de la editorial independiente de poesía Zindo & Gafuri.

Consideró además que “la vida de los que no sienten placer por tener un libro en las manos, por leerlo, de alguna manera está un poco empobrecida”. “El libro te abre varios mundos. Todos tenemos un libro para nosotros, hay que salir a buscarlo”, completó.

“La lectura es fundamental”. Por su parte, el escritor oriundo de Luis Guillón Diego Martínez, que firma sus obras con el seudónimo “Albin Lainez”, recalcó que “la lectura es fundamental porque da el impulso” para luego escribir.

Tiene publicados un cuadernillo de poesías titulado “Alrededor Infinito” y “Esta Errancia”, entre otros.

Por último, el autor Nicolás Fratarelli resaltó que para su generación “el libro es algo muy importante”. “Tengo 50 años y el libro es algo primordial”, subrayó y advirtió que en la actualidad “el libro es desplazado por otros soportes donde se lee, pero aun así va a seguir existiendo”.

“El libro es muy importante pero no es otra cosa que un soporte para la lectura, que también juega un rol importante”, añadió. Entre sus publicaciones se encuentran los libros de cuentos “La falta” y “La línea”.

TEXTO RABIOSO 4 - JULIO 2016

9 DE JULIO
de 2016
N.F.
9-7-16
I
Nada. Nada que festejar. El pueblo en esta fecha no tiene nada para festejar.
El neoliberalismo no permite el festejo. Y no porque lo prohíba explícitamente, sino porque no dejó motivos de festejos.
¿Cómo festejar la independencia en un país que cada vez es más dependiente?
¿Con quién vamos a festejar la independencia con el rey del imperio del cual hace doscientos años nos escindimos?
En esta fecha no hay nada que festejar. El neoliberalismo, intrínsecamente corrupto, nos robó - nos roba- hasta el derecho de festejar por la patria, y a muchos nos deja subsumidos en la tristeza viendo a esta patria rendida a los pies del mejor postor , es decir rendida a los pies de cualquiera que ande con la billetera más o menos abierta.
Mientras la alianza liberal-conservadora de este época festeja el centenario del centenario, con algún acto protocolar, mientras los descendientes de esta alianza, festejan el centenario de la fiesta que festejaron sus abuelos hace cien años, la mayoría del pueblo -como pasó entonces- se queda afuera del carnaval de serpentinas, antifaces y champagne que se realiza a puertas cerradas. El pueblo, este 2016, como hace cien años, se vuelve a quedar con ganas de compartir con el otro, con ese otro que somos nosotros, el grito de ¡Viva la patria! Y en su voz, en vez del hermoso grito, sólo aparecen preguntas: ¿La patria? ¿Qué patria? ¿Dónde está hoy 2016 la patria? ¿El neoliberalismo tiene patria? ¿Acaso los CEOS de las grandes empresas creen en la patria? ¿De qué patria hablamos?
II
El liberalismo nos roba todo. Los sueños colectivos de un pueblo se lo llevó a la caja de seguridad para que nadie pueda acceder a ellos; la alegría de vivir orgullosos se la chorearon y la pusieron bajo cuatro llaves. Con un discurso “despolitizado”, y mientras denuncia, a través de voceros bien pagados, robos ajenos, se afanan todo. Pero lo hace legalmente. Roba legalmente. Roba de acuerdo a la leyes. Con leyes legitima la injusticia, con leyes reivindica la desigualdad.
Y así, siempre con leyes, además de sueños, banderas levantadas y símbolos, el liberalismo gobernante, también nos roba los recursos que genera el país. Con una simple ley dice:
“Esta plata que antes era de todos ahora es de nosotros pocos. Para algo acaso llegamos al gobierno ¿no?(aplausos y votos)
¿Ley de riqueza? ¡derogada! Si antes teníamos que pagar por tener, pues bien eso se acaba. (aplausos y votos)
¿Ley de retenciones a los productos de nuestras tierras? ¡derogada! (aplausos y votos)
Si teníamos que pagar por ser terratenientes, pues bien no pagaremos más y lo haremos basados en las leyes que nosotros mismos dictamos y que como tales nos ampara…” (Más aplausos y votos)
Y agregan estos neoliberales, como lección moral: “¡Pero mi Dios! ¡Basta de llorar kirchneristas! (porque polarizan) ¡Pónganse la bi-escarapela como dice el canal oficial, (porque son patriotas) prendan la tele, cúbranse con una manta para no tener frío si no le alcanza para pagar el gas (sugieren, porque son sensibles), y vean el acto de los granaderos marchando desde la comodidad de su living! ¡Y basta de quejas que los de ustedes se robaron todo…!” Y después de Báez, muestran a López tirando bolsas al monasterio.
III
25.000.000.0000 de dólares es la deuda externa que generó este gobierno en siete meses. Nadie en la historia en estos doscientos años se atrevió a tanto.
25.000.000.0000 dividido, pongamos 9.000.0000 que se robó López, da 2777 veces más de lo que se robó López lo que se roba el liberalismo con asientos contables en una sola operación, ¡en una sola decisión!: sólo en tomar deuda. ¡Y para nada! O mejor dicho, apenas para pagar gastos corrientes -porque lo que antes había en las arcas de todos ahora no alcanza porque quedó en los bolsillos de unos pocos-.
Pero todo sigue.
Y en Tucumán se prepara un acto protocolar del bi-centenario. Y se toman todos los recaudos necesarios para evitar los silbidos de algún inadaptado que se niegue a mirar el acto por TV.
¡Viva la Patria! ¿Viva la patria? ¡Viva la celeste y blanca! ¿Viva la bi-escarapela?
IV
La patria está desconsolada. Una elección popular nos llevó a esto. Compatriotas nuestros, que , haciendo zapping , ven el acto del 9 de julio por el canal trece , nos llevaron a esto; compatriotas nuestros que miran el acto de Tucumán por el canal de televisión que promueve el uso de la bi-escarapela , les entregaron el gobierno al poder real de la Argentina que ni lerdo ni perezoso tomó rápidamente “la sartén por el mango y el mango también”.
Con su voto, sin fraude, limpiamente, compatriotas nuestros nos impusieron a que todos (TODOS) vivamos regidos por un gobierno que baja todas las banderas de la independiencia y que valla los sueños de un pueblo de ser libre y soberano. Son las leyes de la democracia dicen. Ajo. Corazón y pases cortos. Abracémonos mientras…
Adiós 9 de Julio de 2016. Adiós. Adiós a este 9 de Julio único, que veremos pasar, con pena y sin gloria, adiós fecha que veremos escurrirse entre los dedos de un pueblo sopapeado. Adiós fecha patria, adiós fecha que hace unos años esperábamos ansiosamente para llenarla de contenido, adiós fecha hoy pasada por lavandina porque un mayordomo gris y desangelado que se dice presidente, y un grupo de ministros, CEOS, nos arrebató el festejo, nos arrebató la independencia.
Que este 9 de Julio, festeje el poder real.
El pueblo este 9 de julio de 2016 no tiene nada que festejar.

TEXTO RABIOSO 3 - JULIO 2016

CUATRO DE JULIO
de 2016
N.F.
4-7-16
En medio de los festejos del cuatro de julio se oye una voz de mando que dice "¡mozo, eche más champagne!" Al instante, y sin hacerse esperar, apareció el mayordomo neoliberal, con sede en la casa rosada, a servir -una vez más- a las corporaciones.

Literatura / Homenaje a mi papá

GUARDO DE MI PAPA UNA RADIO PORTATIL
N.F.
19-6-16
Guardo de mi papá una radio portátil, un abono de tren con forma de carnet, unas hojas secas de eucaliptos, el tabique de mi nariz ladeado -como el suyo-, y una lezna que a él le servía como elemento de trabajo y a mÍ me sirvió como inspiración del nombre-homenaje de mi blog que, reconozco, tengo algo olvidado.

Recuerdo de manera muy vívida los sábados a la mañana –que no iba al colegio- despertarme con el sonido seco del martillo de mi papá arreglando las mediasuelas de los clientes que lo llamaban “Don Fratarelli”, era golpecitos de a cuatro, tac-tac-tac-tac, punto y coma tac-tac-tac-tac. Punto. Y así otra vez. Y otra. Tengo presente el ritmo de ese martillo que, sincopado, parecía seguir desde su mesa de trabajo el compás de las canzonetas que mi mamá cantaba (y aún lo sigue haciendo -ella siempre canta-) mientras preparaba el mate dulce de los inmigrantes.

Recuerdo a mi papá trabajando mientras yo estudiaba. Lo recuerdo dándome el título en mano. Lo recuerdo diciéndole a los clientes de su zapatería que lo llamaban “Don Fratarelli”, -“Sabe, mi pibe se recibió”. Recuerdo muchas cosas de mi papá. Me quedo con las mejores. Me quedo con lo que mejor pudo hacer. Porque hizo lo que pudo (como todo el mundo que hace -hizo, hacemos- lo que puede).
Entre algunas cosas que hizo: esquivó varias bombas que caían en su pueblo natal durante la guerra, caminó sin destino junto a sus hermana comiendo naranjas y salió de su paese. Entre otras cosas, regresó a su pueblo y vio su casa hecha trizas. El sonido que habría de recordar (quiero pensar, porque nunca lo hablamos) es el tac-tac-tac-tac en la guerra.
Un día subió a un barco que lo trajo a América, a esta parte de América junto a tantos, era uno más, todavía no era el zapatero Don Fratarelli que después fue.
Así se crió él. Así se educó. Así se instruyó. Así me crió, así crecí a su lado. Hace seis años se fue de este mundo. Hace seis años recogí unas hojas de eucaliptos, y las guardo conmigo junto a su radio portátil, su abono de tren con forma de carnet, el tabique de mi nariz ladeado como el suyo, y su lezna.
Para él hoy en su día una flor, un recuerdo y estas palabras.
19-6-16

TEXTO RABIOSO 2 - JUNIO 2016

A NADIE LE IMPORTA LA CORRUPCIÓN
N.F
18-6-16
I
A nadie le importa la corrupción. A nadie.
Cuando se cuestiona la corrupción se cuestiona otra cosa, pero no la corrupción.
La corrupción, como tal, es un tema que instalan los corruptos para que nos indignemos de la corrupción. Eso es la corrupción. La corrupción les sirve a los indiferentes, a los autodenominados neutros y a los despolitizados, para decir que en política “todos son iguales”; y les cae como anillo al dedo a los garantes del sistema conservador corrupto para criticar: a la política como tal, a la militancia con sueños y los proyectos populares.
Los que hablan de corrupción circunscribiéndola al mero tema de “la corrupción”, son, tan ingenuos –iba a decir imbéciles-, que terminan siendo funcionales a las gentes que necesitan que la corrupción exista para seguir sobreviviendo.
La discusión por la corrupción anula la discusión. Limita la discusión. El que habla de corrupción, lo hace, no porque le interesa hablar de la corrupción, sino para no discutir qué proyecto de país quiere. No discute políticas, no discute proyecto. Apenas esboza alguna que otra generalidad, como “la república”, “la democracia”, “la ciudadanía” (y otros etcéteras) para decir nada. Cuantas más generalidades expresan menos dicen. Sus parlamentos se llenan de ausencias de sustancia.
Hablan con slogans, con frases cortas, publicitarias: “¡Cuánta korrupción! ¡Qué korrupción!” “Todos los k son iguales”, “Son todos korruptos”… y así –con k- arme la frase que más le guste.
Si importara la corrupción, estos mismos indignados por la corrupción de cualquier lópez, se indignarían por la corrupción de los señores de camisas blancas. Pero no es así. En principio, a los que no se soportan son a los lopez –¡si ni apellido tienen!- y mucho menos lo soportan si estos lópez son k, porque estos lópez así, son poca cosa para robar (poka kosa), porque estos lópez así son los lopez que indignan. Los millonarios no. Estos tienen estilo, tienen otros apellidos. Apellidos con alcurnia con descendencia. Tienen apellido de verdad no se llaman lopez. Los lopez con otros apellidos roban con clase. Arman en el mundo países que viven de administrar el robo organizado del mundo, pero los arman tan prolijos que sus ciudadanos no tiran papeles en el piso y los autos que van por sus calles prolijas aprietan el freno ni bien ven a un peatón pisar la línea de cebra.
Para el que se indigna con la corrupción lopez, esto no indigna. Al contrario, causa admiración y respeto. El millonario no indigna. El millonario se ganó lo que ganó y con eso hace lo que quiere y si quiere ponerlo en Panamá o en cualquier lugar que se le ocurra, pues bien, que lo ponga, que para eso bien supo explotar a miles de personas, bien supo evadir sus buenos morlacos de impuestos y bien supo aprender y sacar buenas notas en las universidades que le enseñaron a cómo hacerlo prolijamente.
Nos indignamos con las bolsas de consorcios llena de plata de los corruptos como los lopez. Con esos billetes envueltos en papel film. Pero, ¿Nos indignamos por el hecho de corrupción en sí mismo o por la real-burda historia? ¿Si este López no era” k” y hubiese robado la misma cantidad de plata y la hubiese depositado en un banco de Lichtenstein o de Andorra, o de Bahamas o de Panamá o de Suiza, hubiese indignado de la misma forma? ¿O acaso López, este López y todos los lópez que roban no son tan corruptos como los lopez con otros apellidos, y bien educados, que evaden en paraísos fiscales? (vaya eufemismo: “paraíso” se le llama -así el poder comunicacional impuso el término- a los lugares donde administran la plata más sucia del mundo.)
¿Será que este López “no la hizo bien”? , según la visión del indignado medio de la corrupción. ¿Será que a López lo critican más por estúpido que por ladrón? ¿Será que a este tipo de lopez lo critican sólo, tan sólo, solamente, únicamente digo, porque estuvo en el gobierno kirchnerista? Y nos viene al pelo así nos llevamos puesto a todos los kirchneristas y a todos los que votaron kirchnerismo y a todos los simpatizantes de esta banda de ladrones y de paso nos llevamos puesto a los que se quejan de los aumentos de la luz, del gas (que entre paréntesis me llegó ¡$3500! Por tres estufas y una cocina –perdón por la digresión-) y nos llevamos puestos también a los que se quejan del desempleo, de la inflación, del precio de la carne, de la falta de talles de pantalones, del largo de los tallarines y de que el nueve de nuestro equipo no le haga un gol ni al arco iris. ¿Será entonces, que realmente alguien le importa la corrupción?
II
Los medios de comunicación hegemónicos que denuncian el caso, más que hablar, nos hacen hablar. Nos dan letra. Marcan agenda. Nos hacen hablar de lo que ellos quieren que hablemos (así lo estoy haciendo yo en este momento). Nos dice que digamos lo que ellos quieren que digamos. Somos hablados por ellos. Ponen y sacan opiniones del aire, ponen y sacan argumentos y hechos según sus propias conveniencias y según el momento que haga falta sacarlos o ponerlos. Hoy apoyan a este gobierno de millonarios y mañana apoyaran a otro si les hace falta, y le soltarán la mano a los CEOS de hoy si se les ocurriera tomar alguna medida no del todo conveniente para sus propios negocios, y le presentarán a la “opinión pública” las denuncias que ya tienen escrita, y guardadas en un cajón. Porque los CEOS buenos de hoy pueden llegar a ser los CEOS malos del mañana.
Los medios de comunicación hegemónicos, medios de poder estructural como ninguno, son tan patéticos y tan burdos como López (“Ganamos la guerra”, “Total normalidad” “la crisis se llevó otro muerto”). Llevan en su sus espaldas bolsas de consorcios llena de información que se acomoda a su circunstancia, repletas de operaciones políticas, y la tiran a la sociedad como López hizo con las bolsas de consorcios llena de plata en el convento de monjas. Los medios hegemónicos (y con ellos mucha gente de poder –e incluso la que no es de poder pero en su fantasía se cree parte de él-) se indignan de la corrupción mientras brindan con champagne que esta exista. La corrupción le da de comer -y de beber, champagne en este caso-. Con la corrupción los corruptos de los medios que gobiernan –no ya el un país sino el mundo (sino mirar los ejemplos de Brasil o EEUU como casos paradigmáticos)- venden más diarios y consiguen más influencias con los sectores del poder real, mientras que los corruptos que detentan el poder circunstancial -los que se conocen y los que no- pueden seguir siéndolo porque la corrupción como tal, como tema, como cosa, como estructura corrupta, lo apaña.
Es que en realidad a nadie le importa la corrupción y muchos menos a quienes se indignan de ella.
¿Alguien se pregunta quién le dio la plata al patético López? ¿Alguien se pregunta quién pagó semejante sobreprecio? ¡Claro que no! ¡Qué importa esto! La plata del empresario es del empresario, y este, el empresario que paga el sobreprecio, que no es un lópez cualquiera, que no es como el López corrupto –educado en guardar la plata bajo la tierra porque es tan, pero tan estúpido, que ni contactos con bancos tiene, y ni sabe de sacar la plata del país como si lo saben hacer los tipos bien educados que hoy ocupan cargos en los ministerios del actual gobierno- digo, este empresario que no es como un lópez cualquiera, hace lo que quiere con su plata incluso pagar sobreprecios –porque su plata es suya- . A este sujeto, como ganador social, no se le exige ninguna explicación.
Todo cambia señores. Quien en los noventa nos vendía los autos y construía las autopistas y cobraba los peajes que se ponían en las entradas de las mismas autopistas por las que con estos autos inexorablemente llegábamos, gana elecciones. Si en ese momento hubo sobreprecio en la obra pública, sólo Dios lo sabe. Esas informaciones nunca salieron a la luz, a nadie le importó, y a nadie le importa y tal vez sea así porque a nadie le importa la corrupción.

TEXTO RABIOSO 1 - JUNIO 2016

FELICIDAD
N.F. 
8 de junio de 2016

La felicidad se nos tira encima. Nos abraza. Se nos pega. Nos sostiene los labios estirados para arriba armando una medialuna caída de espalda en nuestro rostro. Hace piruetas para distraernos, busca hacernos sonreír. Nos rasca la espalda. Nos amaña. Contornea historias llena de soles y parajes verdes. Nos inventa cuentos con finales de perdices.
Nos molesta, nos molesta como mosca.

Gira alrededor de nosotros con zapatos nuevos. Perfumada, busca sentarse en nuestro regazo. Nos guiña un ojo. Nos hace cara.
La felicidad se nos acerca, nos mira y se nos acerca, y nos ofrece un libro de autoayuda, con sonrisa simulada. Se nos acerca educada, y con la lección bien aprendida nos provee una batería de eslóganes que para ella misma resulta fáciles de digerir. Con dos o tres palabras simples la felicidad nos quiere convencer de que seamos felices, a cualquier precio, a cualquier costo. Nos sugiere dejar a un lado esas hojas de Gramnsci, nos propone dejar para otro momento esos textos considerados grises, nos exhorta a leerlos quizá más adelante, quizá nunca. Nos aconseja dejar las ideologías. Nos habla del fin de estas, lo hace educadamente, con ternura de libreto, evitando ofendernos. Nos induce a olvidar los temas que nos ocupan.
La felicidad Insiste. Insiste. Insiste y nos atosiga. Despliega todos sus argumentos recién aprendidos, hasta que, finalmente, cansada, con un dejo de fastidio nos intima con telegrama colacionado a ser felices. Nos ordena ser felices.
Pero no podemos, no podemos con nosotros mismo, nuestra terquedad nos sostiene en nuestro eje. Nuestra terquedad no soporta ser cómplice de esa felicidad impostada, fútil, fácil, frívola; no soporta, nuestra terquedad no soporta, llevar encima esa felicidad que se detiene en cada esquina con remera con logotipo bordado con máquina industrial. No soporta y se opone, nuestra terquedad se opone (a veces por principios y en muchos casos y de puro contrera nomás) a esa felicidad superficial y mentirosa, a esta felicidad pagada por tipos que juntan con pala la tristeza real de muchos, de millones, y las hacen bollitos y, despreocupados, juegan a embocarla en el tacho de basura, para una vez repleto llevar ese tacho lleno de tristeza a lugares distantes de la felicidad que buscan imponer. Por eso nuestra terquedad se opone a ser abrazada por esa felicidad despreciable, porque sabe, nuestra terquedad lo sabe, que no hay que aceptar nada que venga de estos tipos ni siquiera el cuento de la felicidad.