martes, 25 de marzo de 2014

Literatura / Libro de Juegos Gloria Arcuschin

LOS JUEGOS DE GLORIA
N.F.


Hola Gloria. Antes que nada quiero decirte que estuve muy contento de haber asistido a la presentación de tu libro. El lugar, la biblioteca de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, de nuestro Buenos Aires querido, creó un ámbito hermoso, los tangos iniciales y el día lluvioso hicieron que la presentación se convirtiera en una ceremonia. Fue muy lindo escuchar las lecturas de los fragmentos del libro de tu voz mientras se oían los chasquidos del agua que golpeaban contra las barandas de los majestuosos balcones del edificio. Pero sobre todo me gustó, fuera de las formalidades, poder saludarte personalmente, sentir tu calidez, tu sonrisa franca, oír tus comentarios, tus explicaciones, percibir el aroma a papel impreso.

Me llevé el libro, tu libro, dedicado (delicado) -gracias por tu atención, otra vez muchas gracias- y una vez en el subte, a salvo del agua que no paraba, que no paraba, comencé con la lectura. 

Fue una lectura de subte y tren hasta Banfield sin detenimiento. El disfrute de cada historia y de la manera de ser contada, me hizo olvidar de las inclemencias del tiempo y del paro de colectivos que, una vez arribado a destino, me obligaría a caminar bajo la lluvia para llegar a mi casa.

Al día siguiente, en la computadora, con la intención de buscar repercusiones sobre la presentación de tu libro me sorprendió la espantosa noticia del fallecimiento de Walter Iannelli.

La noticia me impactó. Al principio no entendía que había pasado.

No lo conocí mucho. Estuve con él solamente en dos oportunidades. Ambas ocasiones encierran en mí momentos de felicidad. La primera vez que lo vi fue durante la entrega de premio de “La Linea” (uno de mis cuentos) en el concurso Leopoldo Marechal y la segunda fue el año pasado cuando él mismo me entregó la antología que contenía el relato en cuestión. En esta segunda oportunidad pude hablar un poco más con él. Y hablamos de vos. Hablamos de vos y quedamos seguir en contacto vía internet. No puedo creerlo. Se me llenan los ojos de lágrimas al leer los mensajes de su hija. 

Walter tenía la edad que tengo yo ahora. 

Vuelvo al libro. A los tres días de tenerlo en mis manos terminé de leerlo. “Libro de juegos (novela)”. Libro de Juegos. Qué relación perfecta tiene el título con el relato. Ahora comprendo más tus permanentes comentarios sobre Cortázar. Así como él jugaba y saltaba rayuelas, vos saltás y jugás con tu manera de escribir. 

El relato sorprende al principio, hasta que uno aprende el juego, se sienta al piso como un niño y comienza a saborearlo.

En ese recorrido lúdico me sentí muy identificado con Fanny en muchos pasajes, como en aquel de “querer saberlo todo” además de “tener” que saberlo todo “sobre todo vos que escribís” (cito de memoria), y ni hablar de sus viajes en tren (para ella es el Sarmiento y para mí el Roca…). Pero hubo muchos, muchos momentos en los que me sentí de esta manera.

A pesar de mi italianez, de mi tanobrutez, alejada de la intelectualidad judía -como la de Fanny- te cuento, Gloria, que dos de mis autoras favoritas son Hebe Uhart y Alicia Steimberg. A ambas le admiro esa libertad para escribir sin importarle las críticas (no sé a ciencia cierta si es así para Uhart, si fue así para Steimberg, pero desde “afuera” yo lo siento así) sus libros dicen lo que les parece y cómo les parece. Ambas recurren al humor y son agudas observadoras. Todo esto noté también en vos (espero no molestarte trayendo a otras dos autoras en medio la historia de tu libro. No se trata de comparaciones, lejos de eso, sólo son parte de mis sensaciones y de mis habituales manías por relacionar una cosa con otra que tal vez para vos sean incompatibles o para decirlo de otra manera: sean como el agua y el aceite, o sea que no pega ni con cola).

Me gustó muchísimo ese saltar de épocas que hacés sin dar explicaciones (como diciéndole al lector, dale jugá, jugá vos también, sé mi cómplice, metete en la historia y entenderás todo, todo). Me gustó ese jugar con el idioma, esos recuerdos, esa nostalgia… 

Terminé el libro Gloria. Siento que después de esa lectura te conozco un poquito más. Agradezco haber podido ser, aunque sea por un rato, compañero del juego.
Cariños.